Publica en mi blog la dinámica de Educación Emocional que has puesto en marcha en tu aula.
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Durante este mes de julio debido a su interés y centralidad en la Educación Emocional voy a sacar en 4 entradas blog un largo artículo publicado en la REVISTA EDU-K en mayo 2016.
Carl Rogers y Martin Buber
Seguimos por tanto nuestra búsqueda: y ahora nos centramos en las condiciones que permiten que una relación sea entre iguales aunque la relación tenga una finalidad y por tanto límites claros establecidos. Es decir, la educación es una relación básicamente entre iguales, que tiene sin embargo elementos de autoridad, de desigualdad, que garantizan que la finalidad de la relación se cumpla.
Tenemos la suerte que Carl Rogers (Rogers, EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA, 2011) durante 30 años estuvo carteándose con Martín Buber porque quería que su relación terapeútica, que comenzó siendo terapeuta-paciente, y que por tanto estaba establecida sobre una desigualdad esencial, fuera realmente una relación entre iguales y por tanto que desapareciera la autoridad en su seno, aún manteniendo su finalidad, la salud personal y psíquica de la persona.
Para realizar ese trabajo de establecer una relación terapéutica entre iguales, Rogers primero se dio cuenta que no podría utilizar el diagnóstico, es decir no podía partir de un etiquetado de la otra persona, porque ese etiquetado iba directamente a establecer una diferencia que desequilibra la relación. De ese modo se separaba de la psicología científica, que siguiendo la huella de la medicina, trabajaba partiendo de un diagnóstico.
Carl Rogers: las condiciones para una relación entre iguales.
Segundo trabajo, debía eliminar la idea de relación terapeuta-paciente, porque eso directamente establece una relación desigual. En su primer paso, Rogers denominó a su sistema, Terapia centrada en el cliente, pero esa definición seguía introduciendo elementos de desigualdad, ya que la persona es vista en un solo aspecto: la de ser un cliente. Por ello, Rogers cambió la denominación a Terapia centrada en la persona. Su núcleo es precisamente el diálogo de dos personas, que como tal diálogo se establece entre iguales.
Rogers se dedicó a eliminar todas las situaciones en que la relación es de autoridad, por ejemplo, al inicio de la terapia la persona ve al terapeuta como un profesional al que ha acudido para resolver un problema y por ello está dispuesto a obedecer cualquier consejo, solamente porque se lo da un profesional. Para evitar este funcionamiento basado en la autoridad y por tanto desigual, Rogers no daba consejo alguno hasta estar seguro de que podía ser rechazado por la persona, es decir hasta que una efectiva y real igualdad se ha establecido en la relación.
Dos conclusiones de Rogers y un corolario
Además Rogers llega a dos conclusiones. La primera es que lo que sana es la relación, esta relación entre iguales que lo que hace es empoderar al antiguo paciente y le permite ser persona. Es decir la técnica concreta que utilice, la escuela del terapueta, no importa tanto como la relación que establece, en la medida que efectivamente establezca una relación entre iguales.
Carl Rogers: lo importante es la relación que se establece.
La segunda es que ese tipo de relación es “exportable” a otros campos, singularmente a la educación, trasposición que el mismo Rogers realiza (Gadotti, 1998). Por tanto podemos decir que en la educación se aprende en una relación entre iguales, y que no importa el modo en que establezcamos esa igualdad, lo importante es que efectivamente exista, porque es lo que posibilita precisamente que el alumno se desarrolle como persona y también explica porque hay tantos buenos profesores con metodologías muy diferentes, pero que todos consiguen que sus alumnos aprendan.
Saco también un corolario, pero no menos importante, quien debe establecer esas condiciones de la relación, como es obvio, es quien parte de la posición de autoridad, en nuestro caso el profesor. Es el docente el responsable de la relación y de la igualdad necesaria entre ambos sujetos para que se produzca el aprendizaje. El docente es el responsable de la finalización de la relación, de mantenerla enfocada en su objetivo fundamental, y de la relación en sí misma. Y para establecer una buena relación debe buscar solventar la mayor parte de las situaciones en que hay desigualdad. Por ejemplo, no etiquetar, porque eso establece una superioridad del docente sobre el alumno. Tampoco debe decirle al alumno lo que tiene que hacer o pensar, sino generar las situaciones para que él mismo lo descubra. Esto implica que sus conclusiones no siempre van a coincidir con las del docente.
MUY BUEN ARTICULO GRACIAS!