La intensidad y la gestión de la emoción

Cuando nos acercamos a una emoción hay 3 dimensiones que se pueden distinguir fácilmente: energía, agrado-desagrado, agresión-igualdad-sumisión. Estas 3 dimensiones nos permiten una clasificación de las emociones. […]

El patrón emocional es un paquete.

En la Educación Emocional se habla constantemente de emoción, de sentimiento, de gestionar la emoción, etc. Y se corre el riesgo de olvidar un dato importante: la emoción no es un elemento aislado ya que en la interioridad psíquica se da siempre como un patrón emocional. En esto sigo a Leslie Greenberg y su Terapia Focalizada en las Emociones y a su experiencia de toda una vida de trabajo emocional. […]

El silencio (interno) para la escucha

En la escucha, si queremos atender también a las emociones, el silencio ocupa una posición destacada. El silencio es una herramienta importante en la gestión emocional y quiero destacar su importancia. Desde luego el silencio es una incisiva herramienta de comunicación. En primer lugar si estamos muy activados, tanto sea emocionalmente porque hay acontecimientos que nos están afectando o porque estamos inmersos en una dinámica de prisa, por ejemplo debido al trabajo, es casi imposible escuchar. En segundo lugar porque el procesamiento emocional es más lento que el racional, se necesita pausa para darse cuenta de qué es lo que estamos sintiendo. Por eso hacemos silencios cuando hablamos conectados con nosotros mismos, si ese silencio se interrumpe el proceso y nuestra atención se va hacia la interrupción. Es decir la otra persona necesita que no la interrumpamos cuando está elaborando sus emociones. Hay un tercer elemento: Normalmente estamos educados a intervenir, nos parece casi [...]

La desvalorización

La emoción es un proceso, un flujo. La emoción es un elemento dinámico de la interioridad, no se mantiene igual y el transcurso del tiempo la modifica. Es decir no es una situación estable, tiene comienzo y tiene (debería tener) final. Ese proceso está dirigido a la satisfacción de una necesidad, es decir, cuando la persona satisface la necesidad, la emoción finaliza, desaparece, dejamos de percibirla. En casi cada uno de los momentos sucesivos de ese proceso podemos interrumpirlo. Es decir, no está escrito que el proceso de una emoción llegue a su final siempre que se pone en marcha. Cuando se interrumpe lo que sucede es que la emoción no desaparece, se almacena y va a estar ahí hasta la satisfacción de la necesidad. Una necesidad del organismo vivo que haya aparecido y sea detectada por el sistema emocional no desaparece a no ser que se satisfaga. Por esto, cuando interrumpimos la emoción se almacena, el organismo la conserva porque le interesa “saber” que la necesidad no está satisfecha. […]