Resumen: frases literales de un profesor de matemáticas en un aula de 1ª de bachillerato. Hay agresiones verbales a los alumnos. El problema se origina fundamentalmente porque el profesor no sabe manejar las relaciones. Implantar la educación emocional es la asignatura pendiente en el sistema educativo, y corresponde a los profesores.

Cito aquí una serie de frases literales de un profesor de matemáticas en un aula de 1ª de bachillerato que se encuentra en dificultades de explicación y un ambiente progresivamente más difícil:

«¡Que yo no sepa hacerlo no es una justificación! (para que tu no sepas)»

«Yo estoy bien así, si tú no lo estás, ¡es tu problema!»

«Yo soy el profesor y puedo equivocarme, ¡tú no!»

«Sí, algunos alumnos sobran en ésta clase»

«NN. no tiene ni puñetera idea, es verdad, pero al final es él quien pone las notas» (esto el coordinador de ciclo ante las quejas de los alumnos)

Ante un grupo de adolescentes esas frases van a seguir provocando un crescendo de enfrentamientos, y no solo eso, hay agresiones verbales a los alumnos que la profesionalidad de un profesor no se puede permitir, amenazas veladas de que los alumnos sencillamente tienen que aceptar la situación y que no se les va a escuchar.

Para mi el problema no es que el profesor sepa pocas matemáticas, algo que es importante, pero que hoy día se puede suplir y hay recursos explicativos suficientes en la web, por poner una indicación.

El problema se origina fundamentalmente porque el profesor no sabe manejar las relaciones, no tiene respeto a sus alumnos, y en su centro, no tiene suficiente autoconocimiento para aceptar las propias limitaciones. Sencillamente este cambio de actitud, variaría el ambiente y haría que la enseñanza pudiese progresar. Esto básicamente porque los adolescentes comprenden perfectamente que alguien no sepa, y aceptan poco que no lo quiera reconocer y encima para taparlo (que no lo tapa) adquiera una actitud prepotente. Esto por dar alguna indicación de un análisis de la situación que se puede profundizar.

Las consecuencias que van a surgir de esta situación las dejo al lector.

Por mi parte solo saco una conclusión: implantar la educación emocional es la asignatura pendiente en el sistema educativo, y corresponde a los profesores.

Esa conclusión tiene su centro en que la profesionalidad de un profesor no puede decir nada que haga daño a sus alumnos, sino establecer un vínculo positivo y creativo con ellos.