Resumen: la 2ª etapa evolutiva. Una vez que ha establecido vínculos, necesita comenzar a lograr una cierta autoafirmación, saber quién es él/ella mism@. Se trata de necesidades de autoestima y reconocimiento. El niñ@ comienza a enfadarse y a decir mío, a referir las cosas a sí mism@. Es bueno que el niñ@ se enfade.
Vamos a tratar la 2ª etapa evolutiva siguiendo libremente a Erik Erikson. La etapa de la autoafirmación (2 a 3 años de edad), que él llama de autonomía.
Una vez establecido el vínculo y apoyado en él, el bebé inicia a buscar una cierta autonomía, que en realidad es más bien autoafirmación porque la autonomía es todavía muy precaria. Una vez que ha establecido vínculos, necesita comenzar a lograr una cierta autoafirmación, saber quién es él/ella mism@. El bebe aprende su nombre y qué es alguien diferente de su madre y padre y otras figuras significativas como los profesores de la escuela infantil. También del resto de las personas, especialmente si estas forman parte del entorno cercano, tanto familiar, como de la escuela en su caso. Es curioso que el bebe comienza identificando a mamá y papá. Al comienzo el resto de los hombres son papás y de las mujeres mamás. Los que comienza a distinguir como otros niños son asimilados a hermanos, y poco a poco van diferenciándose. Después de distinguir a papá y mamá comienza a distinguirse a si mism@.
Desde el punto de vista de las necesidades pasa de las necesidades de vínculo, que en la primera etapa son las únicas a necesidades de autoestima y reconocimiento. Es decir, en la pirámide de Maslow se salta las necesidades de seguridad, que ya hemos dicho que en toda la etapa infantil vienen cubiertas por el vínculo. El hacerse cargo directamente de las necesidades de seguridad sin pasar por el vínculo es precisamente lo que caracteriza que se ha llegado a la edad adulta, ni siquiera el adolescente se hace cargo de ellas aún, sino que está en proceso.
La emoción que detecta la inseguridad es el miedo. Esto quiere decir que los miedos del niñ@ se superan desde los vínculos que ha establecido y esta es una de sus funciones básicas. Los miedos aparecen ante carencias del vínculo. El vínculo sigue siendo predominante.
Además aparece la emoción del enfado: la necesidad de delimitar el propio territorio, pero dirigido en este primer momento a la afirmación del sujeto, no tanto al objeto, a realizar bien la tarea. Este enfado es el que determina la etapa: autoafirmarse.
El niñ@ comienza a enfadarse y a decir mío, a referir las cosas a sí mism@. Además este enfado incipiente es de algún modo sin medida, no esta todavía bien referenciado a las cosas y el niñ@ lo expresa sin negociación. Comienzan lo que de modo peyorativo, porque se ven solo desde el punto de vista de las figuras de referencia, se llaman rabietas. Además todavía tiene un autoconocimiento incipiente y expresa de modo confuso enfados que tanto son querer hacer algo él/ella, como necesidades básicas no satisfechas: se vuelve muy irritable cuando tiene sueño o hambre. El llanto sigue siendo la forma predominante de expresión del malestar.
El niñ@ necesita hacer cosas por si mism@. Este paso es muy importante y se debe dejar que haga cosas, qué lógicamente hará todavía mal, porque entre otras cosas no tiene desarrollados los movimientos del cuerpo ni los movimientos más precisos de la mano, etc. Esto va a ser la tarea básica de la etapa siguiente, pero aquí comienza.
Por esto es clave que las figuras significativas (los padres y profesores de la escuela infantil en su caso) dejen que el niñ@ s enfade y no le corten su autoafirmación: es bueno que el niñ@ se enfade. No se debe responder al enfado con enfado, entrando con el niño en un ciclo de acción-reacción, salvo en las ocasiones en que se trata de un límite personal de los padres, pero en este caso se lo deben explicar con claridad al niñ@: el autoconocimiento de los padres es muy importante en este periodo. Los límites deben ser suyos, reales y no referenciados a normas externas que el niñ@ no está en condiciones de asimilar (por ejemplo a las 9 pm a la cama, o normas de la escuela infantil). Los padres o profesores deben más bien solucionar desde el vínculo, dando seguridad, para precisamente afianzar esa autoafirmación. Es decir, las figuras significativas deben seguir relacionándose prioritariamente desde los besos, abrazos y caricias.
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