Resumen: la caricia no es simplemente un contacto físico, es un contacto humano y tiene un significado. La caricia o el abrazo dice al otro que le considero como alguien semejante a mí. El tacto, la caricia, el beso y el abrazo, comienzan por ser una necesidad en la persona. El contacto físico introduce en el mundo personal y por tanto humano.

El tacto no es sencillamente, un problema físico: la caricia no es simplemente un las-manos-de-los-bebes1contacto físico, es un contacto humano y precisamente por eso tiene un significado, da un conocimiento y este conocimiento está conectado con una conducta. Somos realmente una intimidad (una palabra) que se comunica, un significado y el tacto es una de las maneras de comunicar y de expresarnos.

Desde este punto de vista hay un conocimiento del otro al que de ningún modo pueden llegar las palabras. Nada como la caricia o el abrazo dice al otro que le considero como alguien semejante a mí, que pertenece a mi mundo, nada como la caricia, por tanto, comunica seguridad y confianza. Julián Marías nos indica con nitidez este aspecto humano: «la caricia (…) se dirige al cuerpo, pero precisamente en cuanto es de alguien, inconfundiblemente personal. Y es igualmente personal el que acaricia; no es su cuerpo el que lo hace, sino el mismo, la persona que es desde su instalación corpórea y por medio de ella. Por eso la caricia recíproca es una de las formas culminantes de la relación personal».

confianza2Aquí esta el meollo de toda la cuestión: la caricia no es simplemente tacto, algo físico. La caricia introduce como ningún otro sentido en la persona del otro. La persona es corporal, es un cuerpo y no puede ser de otra manera. Quien acaricia lo hace en tanto la persona que es. La caricia o el abrazo son un reconocimiento del otro y una acogida en el propio mundo, en la propia esfera personal. El reconocimiento es una valoración y por esa vía penetra en la autoestima del que es acariciado.

Quien es acogido, en primer lugar, penetra en el mundo personal del que le acaricia o abraza. De ese modo recibe protección y seguridad. Por esto, caricia y abrazo son siempre un signo de paz, que niega la intención agresiva. Esto ocurre también cuando el acariciado es un animal: de este modo penetra de algún modo en el mundo de la persona que le acaricia.

El tacto, la caricia, el beso y el abrazo, comienzan por ser una necesidad en la persona. Necesidad por tanto que comienza en los niños: estos necesitan que su madre les toque, les acaricie. El nacimiento de su confianza, de su sentimiento de seguridad tiene ahí una base imprescindible: un niño no puede pasar sin caricias. En los experimentos hechos sobre niños a los que no se tocaba ha descubierto que esto origina una gran cantidad de trastornos psicológicos. Ya es universalmente adquirido que los años de formación más importantes para el niño son los primeros y en estos la caricia, el contacto físico es uno de los ingredientes de comunicación básicos. En ningún otro modo como en la caricia, una persona es reconocida en su irrepetibilidad y tiene una base segura para su ser persona: para eso es necesario tocarla.las-flores-del-cerezo

En el contacto, en la caricia hay como un impregnarse del otro, de un modo que el oírle hablar o verle no da. Esto lo saben desde hace tiempo los expertos de las campañas políticas que cifran mucho en el hecho de dar la mano: eso es lo que convierte la comunicación en personal. «Le he tocado», significa que ha habido una comunión especial: ahora no puedo traicionarle, porque me ha dado la mano. De este modo el individuo que es tocado es reconocido precisamente como persona humana. El contacto físico introduce en el mundo personal y por tanto humano, efecto que a la palabra sola le es mucho más difícil, a veces imposible, producir.