Sorpresa, curiosidad e interés en el aprendizaje

La sorpresa es la emoción básica que nos abre a la novedad a las nuevas percepciones. En la familia de la sorpresa se encuentran la curiosidad y el interés. Son emociones claves para el aprendizaje. La lectura de la curiosidad la realizo siguiendo a David Beswick. […]

Un caso de bajo rendimiento escolar en primaria

Marta Bermudez. Licenciada en psicología con formación en Orientación Educativa, Inteligencia Emocional, Psicoterapias y Coaching. EMOTIVA Centro para el Cambio. www.emotivacpc.es La inteligencia emocional, podría resumirse como la capacidad que tenemos para identificar y gestionar nuestras emociones y las de los demás. Las emociones están en nosotros y nos acompañan a cualquier parte (al trabajo, al parque, al cole…). […]

Etapas personales de una crisis

Apoyado en unas notas de Hernan Fitte, que es un excelente coach y todavía más excelente amigo, quiero traer aquí las etapas de una crisis personal, enfocadas desde el punto de vista emocional. Todas las personas atravesamos crisis a lo largo de nuestra vida. La vida tiene sus ciclos, o mejor sus procesos. Especialmente las emociones se desarrollan por procesos y no podemos considerarlas algo estable, sino en constante evolución. Debido a ello no siempre estamos igual, o mejor dicho, siempre estamos cambiando. El punto importante es aceptar el momento en el que estamos viviendo, la fase del proceso en el que estamos. Aprender a vivir tiene mucho que ver con aceptar la realidad que vivimos, nuestro momento personal, y saber gestionarlo. Esto implica saber aceptar cuando es preciso pasarlo mal, aceptar emociones desagradables, sabiendo precisamente eso: que son una fase necesaria de nuestro proceso personal. […]

El miedo a los 6 años

Entrada escrita por Daniel Sancho Tos, entrenador deportivo emocional y por Antonio Esquivias lucas con 12 años Es sorprendente cuán diferente es cada niño en su gestión del miedo, voy a contar el caso de mi hijo que fue para mí una gran sorpresa.  El miedo sirve para delimitar nuestra zona de seguridad y decirnos que experiencias hemos hecho y cuáles no, y por tanto en que situaciones nos sentimos seguros y las dominamos y en cuáles no. Cuando mi hijo Lucas tenía 6 años, le regalaron unos patines. En aquel entonces Lucas ni siquiera sabía para que servían, ni siquiera era capaz de ponerse el solo los patines en el pie correcto. Aún así una tarde quiso bajar a la calle a probar sus patines nuevos y con esa intención y gran determinación, yo le observaba muy ilusionado con sus patines, nos dispusimos a ello. Cuando por fin consiguió ponerse los patines de la manera correcta, inició la maniobra para ponerse en pié, lo cual fue complicado y como es lógico termino cayendo rápidamente y de forma grotesca al suelo. A los 6 años el niño se encuentra plenamente en la etapa de los aprendizajes, de la exploración del mundo, de las tareas. Hasta un poco antes de esa edad el niño está concentrado en la construcción de sí mismo, en su identidad y en el cuidado de sus relaciones de confianza y seguridad fundamentales. El niño quiere saber quién es. Ahora, sobre la seguridad de su relación de seguridad, quiere explorar el mundo, y se lanza a tumba abierta a por ello. […]

El enfado no es la conducta

Efectivamente el enfado tiene mala prensa, muy mala aceptación social y genera muchos rechazos. Sin embargo el enfado es una emoción básica que aparece desde muy pequeños en los niños. Emociones básicas hay solo 6 y el enfado es una de ella. Después del enfado sale toda una familia de sentimientos que en su núcleo nos traen la información de la misma necesidad con matices diferentes. Los matices son importantes. Algunos de esos sentimientos son: ira, cabreo, furia, rabia, cólera, enojo, disgusto, desagrado, irritación, arrebato, contrariedad, etc. Todos aportan matices diversos a una información central: hay algo que es nuestro, que hemos perdido de algún modo o quizá aún nunca hemos poseído, y que nuestro sistema emocional evalúa que lo podemos recuperar. Si se da ese algo, ese objeto al que se dirige el enfado, por perdido de modo definitivo entonces la emoción que surge no es enfado, es tristeza. […]