Apoyado en unas notas de Hernan Fitte, que es un excelente coach y todavía más excelente amigo, quiero traer aquí las etapas de una crisis personal, enfocadas desde el punto de vista emocional.
Todas las personas atravesamos crisis a lo largo de nuestra vida. La vida tiene sus ciclos, o mejor sus procesos. Especialmente las emociones se desarrollan por procesos y no podemos considerarlas algo estable, sino en constante evolución. Debido a ello no siempre estamos igual, o mejor dicho, siempre estamos cambiando. El punto importante es aceptar el momento en el que estamos viviendo, la fase del proceso en el que estamos. Aprender a vivir tiene mucho que ver con aceptar la realidad que vivimos, nuestro momento personal, y saber gestionarlo. Esto implica saber aceptar cuando es preciso pasarlo mal, aceptar emociones desagradables, sabiendo precisamente eso: que son una fase necesaria de nuestro proceso personal.
Por tanto es fundamental como vivimos la crisis, los procesos, si sabemos gestionarla o no, porque una crisis te puede hundir o puede ser una oportunidad que te da la vida para crecer como persona.
Las etapas que indicaba mi amigo Hernan Fitte son:
- Incredulidad: ¡esto no me puede estar pasando! La sorpresa es la emoción que nos abre a lo nuevo, pero estar abiertos a una realidad que puede ser positiva o negativa, no nos gusta mucho y podemos tener una actitud de resistencia a lo nuevo.
- Ira: ¡es injusto!La resistencia genera un enfado contra ese algo que nos quiere obligar a movernos. No queremos salir de nuestro sitio porque nos sentíamos bien o al menos no tenemos tan claro que el cambio es una mejora. Nos enfadamos contra esa crisis que nos pisa el pie y nos quiere obligar a movernos: ¡muévete tu!
- Deseo de volver al pasado: ¡ojalá las cosas fueran como antes! Creamos lazos afectivos con las situaciones y si nos encontrábamos bien, no queremos movernos. ¡Se está tan bien en casita!
- Depresión: ¡me quedo en la cama, no quiero ver a nadie! Estamos en la negación de lo que hemos visto, de lo que la sorpresa nos ha descubierto. Pero lo hemos visto y esta depresión es secundaria, incluso instrumental. No conecta con la realidad, es un intento desesperado de negar lo visto, de negarnos a la necesidad de cambio.
- Aceptar: ¡esta es la realidad en la que vivo! Aceptación es la clave de todo proceso, la llave de paso necesario, y está en nuestra mano. No podemos obligar a nadie a aceptar, es cada persona la que debe aceptar los propios procesos, las propias crisis. Aceptamos lo que hay. Aceptamos lo descubierto por nuestra sorpresa.
- Un nuevo conocimiento: ¿por qué pasó esto? Ya estamos girados hacia la realidad y por ello abrimos la puerta a un nuevo conocimiento al aprendizaje. Para ello volvemos a la la sorpresa y nos metemos por ahí. Los caminos siempre empiezan por un nuevo conocimiento. Este nos cambia, al darnos una nueva visión de la realidad.
- Aprendizaje y nuevo mundo: ¿Qué hago en concreto para que la crisis sea un aprendizaje? El aprendizaje comienza avanzando por el camino abierto por ese nuevo conocimiento. El aprendizaje se hace al caminar. Se crea una experiencia, una vivencia nueva. Nuestro mundo se amplia, se hace más grande con cada nueva crisis, con cada crisis transformada en proceso.
Por último, recuerda que es importante saber en qué fase te encuentras, pero todavía más saber que no te puedes saltar ninguna. Solo el vivir cada etapa te permite pasar a la siguiente y así, etapa a etapa, completar el proceso. Por eso permítete vivir también lo desagradable, es parte del proceso, si no hubiese esas emociones desagradables, no se produciría el cambio. El cambio, el progreso se produce siempre porque una emoción desagradable nos indica que estamos mal donde estamos.
¡Lo importante es pasar a la etapa siguiente!
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