«El conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales». (Bisquerra-Pérez, 2007). Recorriendo los 4 conceptos que Rafael Bisquerra recoge de las habituales definiciones de competencias podemos decir que una competencia está integrada por:

  • Conocimientos: línea del saber. Entender la propia competencia emocional.
  • Capacidades: base del actuar. Aptitud, talento, cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo.
  • Habilidades: línea del actuar. Gracia y destreza en ejecutar algo que sirve de adorno a la persona, como bailar, montar a caballo, etc.
  • Actitudes: Predisposición. Manera de estar alguien dispuesto a comportarse u obrar

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Insisto en la importancia de no entender las competencias sencillamente como conocimientos, sino que constituyen precisamente ese perno entre conocimientos y acción. Las competencias están abocadas a la acción y debe tener consecuencias en la conducta y en los logros de la persona, si no es así la persona no es competente en el asunto del que se trate.

Las competencias emocionales son una parte imprescindible de la persona y por tanto también de una educación integral ya que son la base sobre la que nos conocemos a nosotros mismos, nos permiten actuar y regular nuestra conducta, potencia nuestra adaptación social tanto en el ámbito personal como profesional y nos proporcionan posibilidades de éxito en las situaciones de la vida que afrontemos.

Rafael Bisquerra indica alguno de «los aspectos que se ven favorecidos por las competencias emocionales están los procesos de aprendizaje, las relaciones interpersonales, la solución de problemas, la consecución y mantenimiento de un puesto de trabajo, etc.».

La Inteligencia Emocional no es sencillamente ser más conscientes de nuestras emociones y saber identificarlas, sino que influye poderosamente en nuestro pensamiento, ya que cognición y emoción están intrínsecamente unidas y por tanto un buen dominio de las competencias emocionales influye en nuestra toma de decisiones, ya que estas se encuentran mejor ajustadas a nuestras necesidades.

 Además, y esto es muy importante, las capacidades emocionales nos ayudan a comprender nuestras reacciones, ya que estas se basan en situaciones emocionales, y también a comprender los distintos integrantes de nuestra conducta, aprendiendo a regularlos. De este modo aprendemos algo que es fundamental en el ser humano: conocerse a sí mismo, lo que significa una mucho mejor adaptación a nuestra propia vida y lograr en ella un mayor bienestar.

Como autores para conocer qué es una competencia emocional recomiendo, además de Rafael Bisquerra, profesor en la Universidad de Barcelona, Natalio Estremera y Pablo Berrocal que son profesores en la Universidad de Málaga. Para conocer la evolución de las competencias emcoionales lo mejor es acudir a Salovey y Mayer que son quienes elaboraron el concepto de inteligencia emocional y han trabajado un esquema de competencias emocionales del que parten todos los demás.