Entrada escrita por Ana Bayón de Diego.
Hoy 14 de abril, dos de los periódicos más prestigiosos de España, El País y El Mundo, aparecen en sus portadas digitales con dos noticias que cuestiona la formación de los maestros. Más concretamente los dos titulares son: «Maestros suspensos en primaria» (El País) y «La Comunidad de Madrid eliminará a los profesores cateados de las aulas» (El Mundo)
Estas noticias ponen de relieve algunos de los problemas que tiene el sistema en cuanto a la formación inicial de los profesores. En nuestra opinión, estas medidas nos parecen insuficientes y no reparan con contundencia el verdadero problema. La capacidad cultural de los maestros es importante, pero no es lo único. Por ello no puede ser utilizada como el exclusivo rasero de medir la calidad docente y su competencia profesional. Esto es un error peligroso pues para seleccionar a un profesional lo primero que hay que cuestionarse es qué aspectos son determinantes en su ejercicio y la capacidad cultural de un maestro, hoy por hoy, garantiza poco o muy poco su aptitud profesional. La calidad de un profesor está en:
- Su capacidad de transmitir esos conocimientos. Conocer y manejar las diferentes metodologías para la organización del aula y el aprendizaje
- Motivar a los alumnos y dotarles una orientación positiva hacia el aprendizaje. Que tengan la capacidad de liderar el aula sin necesidad de un ejercicio vertical de la autoridad.
- Estimular sus competencias emocionales, que conozcan más del desarrollo evolutivo de sus alumnos
- Como docentes, saber trabajar coordinadamente y en equipo
- Saber realizar una adecuada programación de contenidos para no depender tanto de las editoriales (para esto sería necesario además que dispusiesen de más tiempo y
Todo ello nos invita a reflexionar acerca del objetivo de la educación y por lo tanto de un modelo coherente de la formación de los maestros. Y esta reflexión no parte de cero, desde 1996 en el Informe Delors “la educación encierra un tesoro” ya se apuntan líneas concretas que podríamos resumir que «el fin último de la educación es el desarrollo intelectual, emocional, moral y físico de los niños para un buen ejercicio de la ciudadanía y la adquisición de destrezas mínimas que le permitan un futuro desarrollo profesional».
En España sin embargo, debido a cómo está estructurado el sistema educativo, la formación del profesorado y la organización escolar, parece que el objetivo de la educación de facto es que los niños saquen buenas notas. Esto es una perversión muy extendida y real. Podemos llamarlo como queramos, pero al final la preocupación de los gobiernos (regionales o central) se centra en salir bien en la foto de los informes internacionales sin una reflexión SERIA de lo que la educación ni de sus maestros. Y con estas noticias lo que parece es que este mismo sistema se quiere implementar para la selección del cuerpo de maestros, al menos en la Comunidad de Madrid. Todo lo que sea apostar por la mejora de la formación y de la selección de los maestros está bien si el planteamiento es maduro. Y en mi opinión estas propuestas son insuficientes y más orientadas a no ruborizarnos que a atajar el problema con sus nombres y apellidos. Si queremos un sistema educativo de calidad debemos apostar por la calidad de los maestros.
Hay que abrir el debate acerca de estos puntos fundamentales:
- La nota de corte para el acceso a los grados de magisterio
- Los programas de las facultades de formación del profesorado
- La formación inicial del cuerpo de secundaria
- La ratio que deben manejar los docentes
- El desarrollo de la competencia emocional docente, que es clave para el ejercicio de su profesión como estimuladores de los recursos de los alumnos para el desarrollo integral.
Mejor que profesores con buenas notas son profesores con buenos resultados. Esto significa profesores que saben transmitir, relacionarse y estimular a los alumnos beneficiando significativamente su progreso. De esto no se menciona NADA y me parece grave desarrollar leyes sin mirar la base del sistema educativo: LAS PERSONAS.
Para establecer leyes y proponer este tipo de selecciones hay que estar más pegado a las aulas y hay que abrir el debate de qué queremos realmente.
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