Ya han aparecido bastantes cosas en este blog sobre qué es una emoción. Ahora, como un resumen, querría indicar las 3 dimensiones de la persona que se activan a la vez y de modo indisoluble con cada emoción:

1)     Cognitiva

2)     Somática

3)     Relacional9330310_s

Las dos primeras son del individuo, la tercera, la relacional, es social y se apoya en la dimensión somática, es decir no posee ningún mecanismo específico.

1) Cognitiva. La primera de estas dimensiones pertenece a la interioridad de la persona y es la que acapara la atención de su mente. Se trata de una dimensión que solo es determinable por la persona que lo experimenta. La dimensión cognitiva. Si ponemos como ejemplo un miedo agudo, por ejemplo, porque una pitón aparece en la sala de estar, la dimensión cognitiva de la emoción va a provocar que la persona busque inmediatamente refugio, seguridad. Aunque en este ejemplo incluso va a reaccionar de modo tan inmediato que primero va a actuar y solo en un segundo momento va a darse cuenta que ha actuado. En este caso concreto, vía amígdala, el sistema emocional, dada la gravedad del peligro percibido, bloquea el paso a la corteza cerebral e impele a una actuación inmediata. En los casos más habituales la emoción, su evaluación de la situación, pasa por la corteza y es evaluada a su vez por el sistema racional. A esta dimensión, que en cualquier caso acapara la atención de la mente de la persona es lo que se denomina dimensión cognitiva de la emoción.

2) Somática. A la vez que se produce la evaluación cognitiva se produce una activación corporal (energetización), el cuerpo se prepara para la acción. Esta activación es diferente según cada emoción, es decir es una activación específica, diferente para miedo, enfado, alegría, sorpresa, etc.

La activación recorre dos vías, la neuronal y la hormonal por la que todo un grupo de sustancias inunda la circulación sanguínea. Hay una activación de todo el cuerpo, tanto vísceras como sistema muscular. En el ejemplo del miedo del párrafo anterior, se activa el sistema motorio de la persona, de modo, esta se puede encontrar subida en un alto sin saber cómo ha llegado hasta allí. Esta activación  afecta a la musculatura voluntaria y pone a todo el cuerpo en condiciones de utilizarla: se altera la respiración, la frecuencia cardíaca, etc. Se manifiesta especialmente en el rostro en el que se refleja la emoción y todo lo que está sucediendo a la persona. Esta dimensión es interna a la persona, pero es observable externamente, especialmente en el rostro.

La persona se hace consciente de este aspecto somático en un segundo momento, cuando el desencadenante de la emoción (el peligro percibido en nuestro ejemplo de la pitón) baja.

3) Relacional. La tercera dimensión es la relacional. En nuestro ejemplo significa que todas las demás personas de la habitación detectan especialmente en el rostro, también en los gritos, etc., que hay un peligro, no hace falta que la persona lo exprese verbalmente. Este aspecto es externo a la persona, y esta es solo consciente de él cuando esté en condiciones de observar a los otros y sus distintas reacciones (también emocionales), es decir a través de un feedback. Sin embargo este aspecto es fundamental y señala de nuevo la importancia de lo social en el ser humano, de modo que las señales sociales de un peligro (miedo) ya están inscritas en el mismo momento de su detección y no precisan que se envíe un mensaje posteriormente.