Resumen: Existe de un modo amplio la práctica de dar consejos entre los profesores y maestros. La actitud de dar consejos está reñida con la actitud de escucha. El paradigma subyacente es el de un profesor que es un poseedor de conocimientos, un experto, que desde esa posición de autoridad, decide que es lo mejor a hacer, da consejos. El nuevo paradigma entiende al profesor como guía. La actitud de escucha se hace esencial. Pierde su función de autoridad en lo personal. Toma conciencia de que no puede responsabilizarse de lo que consigan madres o alumnos. Esto tiene el efecto positivo de fomentar la autonomía de las personas. No solo veo esto posible, sino necesario
En múltiples ocasiones me he encontrado entre los profesores y maestros con la práctica de dar consejos, tanto en las relaciones que establecen con sus alumnos como, por ejemplo, en las que establecen con los padres y madres. Me lo he encontrado tanto que pienso que es algo que se encuentra dentro de la mentalidad del profesorado, insertada en la cultura de la educación que se vive de modo habitual en la enseñanza: se dan consejos a los padres todos los días y se dan consejos en las entrevistas a los padres y madres. Tanto que, al menos en las situaciones que me he encontrado, es el comportamiento que consideran normal, sin más crítica, e incluso en alguna ocasión puntual como algo imposible de variar.
La mayor dificultad que encuentro en esta práctica la he experimentado de modo vivo cuando he tratado de hacer prácticas de coaching con los profesores, de modo que pudiesen enfocar de un modo diferente precisamente sus relaciones con los alumnos y las entrevistas con los padres y madres.
La actitud de dar consejos está reñida con la actitud de escucha. Quien está dando consejos se encuentra rebuscando en sus propios conocimientos y experiencias, en suma en su propio mapa mental, el consejo adecuado a la ocasión. Debido a estar haciendo esto, no se está atento a descubrir, a escuchar lo que dice la otra persona. Esto cierra a buena parte de la información que está llegando e impide por tanto comprender la situación concreta de la persona que está delante.
Al poner el foco de atención en dar consejos, se toma la actitud de juzgar la situación de quien está delante, precisamente para darle una solución. Es decir se asume el rol del técnico, del que sabe de aquello de lo que se está hablando.
El paradigma subyacente es el de un profesor que es un poseedor de conocimientos, un experto, que desde esa posición de autoridad, decide que es lo mejor a hacer, da consejos. En este caso la enseñanza y el aprendizaje son asimilados a una técnica. Como tal técnica los conocimientos son generales, es decir aplicables tal cual a muchas situaciones que se generalizan. Precisamente el técnico, quien posee el conocimiento general es quien debe decir que hacer.
El paradigma desde el que se practica el coaching, el nuevo paradigma que entiende al profesor como guía, el que yo pretendo a ofrecer como herramienta necesaria a los profesores para conseguir cambios en las personas es otro. El punto fundamental de este es que todas las personas son diferentes. Cada situación, tanto de alumnos, como de padres y madres, tienen particularidades que no se pueden generalizar y por tanto solamente la persona que los vive es la adecuada para encontrar la solución a los problemas.
Desde este prisma el ámbito de lo técnico queda enclavado dentro de lo personal. Lo personal es un terreno más amplio y realmente el que contacta con la realidad. La función de lo técnico es solamente de instrumento para que ese ajuste a la realidad que cada persona particular debe hacer, la pueda realizar mejor. No es la instancia que decide, porque los medios no deciden.
Desde este paradigma el profesor no conoce las circunstancias personales en las que el conocimiento técnico va a ser aplicado y por tanto su actitud de escucha se hace esencial y adquiere una importancia grande como habilidad que necesita.
Además, y quizás más importante, pierde su función de autoridad en el ámbito personal. Me explico mejor. Al dar consejos se estaba haciendo cargo, se responsabilizaba, de lo que tanto alumnos como padres deben hacer, se hace cargo de su conducta y de sus realizaciones, algo que provoca un gran estrés por exceso de responsabilidad.
En la función de coaching, que hemos denominado de guía, toma conciencia de que no puede responsabilizarse de lo que consigan madres o alumnos, porque eso pertenece a sus ámbitos personales. Esto le descarga de muchas responsabilidades.
Esas responsabilidades van a parar precisamente a los interlocutores del profesor o maestro y se convierten en parte de su tarea: responsabilizar a los alumnos de su propio proceso de aprendizaje y a padres y madres de la parte que les corresponde. Esto tiene el efecto positivo de fomentar la autonomía de las personas, algo necesario para el propio desarrollo y crecimiento, algo necesario precisamente para la educación.
Solo me queda decir que no solo veo esto posible, sino necesario. Se trata de un incremento de libertad necesario en la educación y de una descarga de estrés necesaria para maestros y profesores.
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