Vuelvo a publicar sobre Noor, sobre un tema importante en la educación y espero que mis observaciones incentiven la vuestra y pueda recibir vuestras experiencias sobre la que incluyo aquí y así pueda ampliar mis observaciones.

Noor y sus cuentos para cada día del año

Noor con sus 365 cuentos

El interés de Noor por las letras comenzó cuando le enseñaron en el colegio a escribir su nombre. Las 3 letras de su nombre se convirtieron en elementos importantes y las buscaba y reconocía en las palabras. Enseguida también comenzó a escribir otras palabras, siempre nombres y de personas importantes para ella: MAMÁ, PAPÁ, MAMI (su hermana Nuria), PAPI (su hermano Isma), IMEN,…

Enseguida pasó a otras palabras, y la secuencia llegó hasta que yo le escribía montón de palabras en una hoja y ella las iba copiando encima de una raya que también le ponía. Lo de mantener las palabras a la misma altura no se le da muy bien, aunque la verdad a mí tampoco me interesa mucho. Las letras eran todas mayúsculas, porque así es cómo las aprendía en el colegio, solo ahora ha comenzado con las letras “pequeñitas”, minúsculas, aunque «la “s” pequeñita es muy difícil». Sin embargo su ritmo de aprendizaje de letras diversas es muy superior al que lleva la clase del colegio.

He de decir que las letras para ella todavía no forman palabras, bueno lo explico, las palabras compuestas por letras son dibujos, no sabe leerlas, solo lee las letras sueltas y se fija en las letras que va conociendo mejor y no sabe el significado de la palabra. Por ejemplo hace unos días se fijó en el anuncio de una empresa constructora, agroman, su descubrimiento fue que tiene  las 3 letras de su nombre, aunque le falta una “o” y eso efectivamente es una falta, aunque estaba todo contenta con su descubrimiento de que su nombre está por las vallas y muros de la calle. Poco a poco ha ido interesándose por todas las letras y pregunta por las que no conoce.

Dejo subrayado, porque me parece que es un hecho general que un nuevo mundo de conocimiento, en este caso las letras, de ahí las palabras y al final la lectura, la literatura, comienza con una pequeña puerta. En el caso de Noor ha sido su propio nombre. Ese fue su primer interés descubrir que se podía “dibujar” su nombre, y de ahí a las letras que lo componen, que han sido las primeras que ha aprendido. Esto queda subrayado porque también se ha interesado por su nombre en japonés, virtud de los dibujos animados de la televisión, y tiene su nombre en japonés sobre su cama, y su nombre en árabe, que le ha pedido a su madre que se lo escriba.

Sin embargo el interés de Noor por las letras no acaba ahí. Tiene un fortísimo interés en los cuentos. Alrededor del año de edad se interesó en un cuento infantil que era prácticamente dibujos y yo tenía que leérselo. Se lo leí sin exagerar cientos de veces, ya que cogía esa insistencia de los niños que han acabado y quieren otra vez. Y se lo leí durante un año entero. Muchas veces en función de los dibujos yo me inventaba cuentos diferentes y ella como iba comprobando los dibujos, se quedaba tan contenta, pero llegó a darse cuenta que eso no era lo que estaba escrito y no le gustó nada, así que yo tuve que empezar a ceñirme a la letra de lo escrito.

noor biblioteca en prestamo

Noor con su biblioteca de préstamos

Después hemos tenido múltiples cuentos, los más tradicionales, de animales, que le gustan especialmente. Se los leo cuando se va a la cama y es un ingrediente que ella considera imprescindible para dormirse, parte del ambiente necesario. Por ello insiste e insiste aunque hay veces en que yo me encuentro cansado y ofrezco resistencia, así que para mí resulta claro que es un interés suyo. Últimamente he encontrado un libro de cuentos con un cuento por cada día del año que me ha solucionado la papeleta. Como son cuentos cortos me pide repetirlos, hasta 3 veces, aunque yo me mantengo en que cada día uno. Esto también lo ha cogido ella y si alguna noche no se lo he leído a la noche siguiente tengo que leerle 2, que ya se encarga ella de controlarlo.

En su colegio, hará año y medio, o sea cuando ella tenía 2 años, fueron a una biblioteca y le hicieron con manualidades un pequeño carnet con su foto. Con ese carnet nos insistió a su hermana mayor y a mí que quería ir a la biblioteca, que ella tenía carnet. Su hermana la llevó y ella volvió con varios libros toda contenta porque había comprado libros con su carnet. Desde entonces insiste en ir y va cuando su hermana la lleva. La última vez se ha traído una colección de cuentos y juega a que tiene una biblioteca que ha instalado en el salón y nos hace pasar a todos para que cojamos libros en préstamo, y nos sigue para que los devolvamos y se enfada si no vamos a por los cuentos. Los vende como si fuesen hortalizas, te ofrece… «¿Quieres un libro de miedo?», o … de caballos, o de viajes…

El primer libro de Noor

El primer libro de Noor

Ayer, 19 de octubre 2014, fue la primera vez que la vi juntar un término con su significado y fue la palabra “obras” de una publicidad que había llegado a casa sobre “obras y reformas”. Me parece que ha dado un salto, una nueva puerta y su mundo detrás.

Todo esto sin leer aún y pronunciando todavía con lengua de trapo. Me sorprende, y este es el centro de mi comentario, el interés en una temática que no está en las necesidades básicas de las personas y que por tanto parecería que no debe entrar en los intereses, sino ser enseñados, más que aprendidos. Y sin embargo en ella su propio impulso, su curiosidad lleva la delantera.

Mi impresión es que lo social forma parte de esos intereses, y se convierte en objetivo de curiosidad y de aprender que tiene tanta fuerza. Con los números pasó con ella algo parecido y los aprendió jugando conmigo con una baraja a un ritmo muy superior a las clases del colegio, que pretendían llegar al 5 y ella ya llegaba a 20 y seguía con su progresión. Al llegar a 100 se ha detenido y ahora estamos con las letras.

Son aprendizajes estrictamente culturales. El idioma está en la cultura, hablar en la especie. Escribir es claramente cultural y no necesario para la supervivencia, sin embargo su impulso a aprenderlo es genuino y muy fuerte. Esta es la conclusión que saco de verla aprender las letras.