Esta entrada es deudora en su totalidad de Leslie S. Greenberg y Rhonda N. Goldman, Emotion-Focused Couples Therapy. The dynamics of emotion, love and Power. American Psycological Assotiation, Washington DC, 2008.
La relación emocional de una pareja se mueve siguiendo 3 ejes: identidad, vínculo y deseo. Primero necesitamos ser quienes somos, segundo necesitamos personas a las que sentir cercanas, tercero necesitamos sentir la fuerza del deseo sexual.
a) Identidad significa que la relación influye en el desarrollo individual de cada uno de sus miembros. Es decir cada uno de los miembros de la pareja influye en la autoestima del otro, en sus propias y personales valoraciones de sí mismo. Una persona no es subsumida en la pareja, quedan muchos territorios que siguen siendo personales, sin embargo en esos mismos terrenos influye la valoración que la pareja tenga. De este modo cada uno de los miembros influye y facilita el desarrollo personal del otro.
Una vez que la relación de pareja se ha establecido es inevitable esta influencia, debido al estrecho vínculo que se establece. Para verlo más claro puedo decir que en una relación en la que hay un maltratador, este puede tener íntegros los otros 2 ejes: vinculo y deseo. Desde luego siente deseo, y normalmente también percibe vivamente el vínculo, sin embargo es este 3º eje el que queda gravemente afectado (afectando a mi entender a los otros 2): el maltratador no valora a la otra persona y por ello no genera autoestima en su pareja, sino más bien todo lo contrario. Desde este punto de vista la dimensión de identidad genera ciclos de dominio-sumisión entre los dos miembros de la pareja.
b) Vínculo significa que aparece entre ambos una unión afectiva que se muestra de múltiples modos y que expresa la unión de ambos. Esta es una dimensión que producen las emociones, que generan en el sujeto una reacción que en su centro es de aceptación o rechazo. Evidentemente en la pareja se trata de aceptación y según un tipo de transacción. Hay vinculaciones con objetos que son sencillamente de uso y disfrute del objeto, por ejemplo un chocolate. Este no exige nada, es decir la vinculación con el chocolate no exige por parte del chocolate nada a cambio. La vinculación de la pareja es transaccional, es decir se hace según un intercambio: te doy para recibir lo mismo. Ambos miembros de la pareja satisfacen afectivamente las necesidades del otro. Aunque racionalmente no se establezca un pacto expreso, este es implícito y fuertemente, ya que la misma vinculación emocional sana va a detectar las desigualdades en este terreno.
El vínculo proporciona la seguridad de uno en el otro y la establece como un elemento central. También regula el acercamiento-alejamiento entre ambos, influyendo de un modo poderoso en la percepción de la cercanía entre ambos. Por estos efectos esta dimensión es considerada comúnmente como central, sin embargo se puede decir que las 3 dimensiones son igualmente necesarias sin que haya una que supere en importancia a las demás.
c) Deseo. Se trata de una dimensión de la relación, tanto que es lo que especifica la relación de pareja respecto a cualquier otra. De este modo la relación de pareja establece la más profunda comunicación que se pueda establecer entre 2 personas, ya que utiliza todos los lenguajes de que dispone el ser humano: el verbal y el corporal, incluyendo en este el sexual. Por ello sentir el deseo, un deseo fuerte hacia la otra persona produce el tercer tipo de vinculación entre los dos. Cuando los dos integrantes de la pareja sienten un profundo deseo uno por otro y sienten satisfecho ese deseo se producen una serie de emociones agradables que ligan fuertemente a la pareja. Si no se siente atracción o deseo, la pareja en cuanto tal no va a funcionar.
A la vez hay que subrayar que es una dimensión que por si misma no establece la igualdad en la pareja. La igualdad se establece especialmente en la vinculación y se consolida cuando existe apoyo en la identidad. El deseo interviene haciendo poderosos y sólidos los vínculos, pero no sustituye las otras dos dimensiones.
Por todo esto se trata de una dimensión a recorrer cuando se quiere trabajar con una pareja. Los desequilibrios con respecto al deseo influyen poderosamente en el modo en que cada uno de los miembros siente la vinculación que existe entre ambos. Sin un buen funcionamiento del deseo es difícil que la pareja dure.
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