Una investigación reciente del laboratorio Louis Schmidt de la universidad McMaster de Canadá prueba que en los primeros meses de desarrollo el bebe humano se sincroniza emocionalmente con su madre. El experimento es muy sencillo, teniendo al bebe encima se pone a ambos músicas de diferentes tipos. Sucede lo siguiente.
Si la música es, por ejemplo, alegre, madre e hijo manifiestan alegría. La expresión facial de alegría es más intensa en el bebe, sin embargo en la medición de ritmo cardíaco, respiratorio, etc. la sincronización es perfecta, ambos llevan exactamente los mismos ritmos. Lo mismo sucede si la música expresa miedo o cualquier otra emoción.
Esto significa que la sensibilidad de ambos a la música es la misma, experimentan la misma emoción. Además la madre por ser adulta tiene desarrollado un autocontrol de la expresión de la emoción. El bebé aún no. Esto explica que la expresión de la emoción sea diversa.
El experimento va en la línea de probar varias cosas muy importantes. Primero, que el aprendizaje de la emoción es social: el bebe lo adquiere de su madre o de sus figuras significativas. Esto además fundamenta la importancia del vínculo establecido con la madre, pues este permite al bebe, por así decir, afinar su sensibilidad. La emoción tiene un aprendizaje social.
Toda esta relación además justifica ese aspecto hereditario que parece tener la respuesta emocional de una persona: hemos adquirido la sensibilidad de nuestros padres, de nuestro núcleo original de socialización.
Luego, de modo más amplio, hay una transmisión de la emoción persona a persona. La emoción tiene una transmisión social, que es muchas veces más importante que la que provoca directamente la situación por ejemplo de miedo. Esto quiere decir que tanto se asusta el que ve el peligro como los que van con esa persona, aunque no perciban directamente el peligro, ya que perciben la reacción de miedo de la primera persona. Esto explicaría varios fenómenos.
Primero la inundación empática, que significa la transmisión de la emoción a un grupo entero de personas que participa del mismo evento, por ejemplo, un concierto de música. Al cabo de poco tiempo todos vibran al unísono con el mismo sentimiento. Hay inundación empática en cualquier agrupación de seres humanos que estén juntos por algo.
Segundo, presta una base científica a la utilización del rapport o acompañamiento que se utiliza por ejemplo en coaching. Se trata de una técnica de comunicación que consiste precisamente en adoptar la misma expresión corporal y de la voz de la persona que está escuchando el coach. Esto logra una rápida sintonía y por tanto una buena comunicación entre ambos.
Este fenómeno que puede observarse en el lenguaje corporal de cualquier conversación que habitualmente crea un flujo de comunicación entre ambas personas que dialogan que puede observarse desde fuera. Esto quiere decir que la comunicación es verbal, pero que siempre esta comunicación verbal va acompañada del flujo de comunicación emocional entre ambas personas. El lenguaje corporal es precisamente hacer explícitas las señales de esa sintonía, como en el ejemplo de la investigación, el hecho que madre e hija sonríen de un modo sincronizado.
Para la Educación Emocional el fenómeno de la sincronización es importante porque un aula es un grupo humano y para que se produzca el aprendizaje se debe producir la sincronización. Igualmente el docente puede saber si su mensaje está llegando a sus alumnos de forma individual o en grupo si se está produciendo de modo habitual esa sincronización. Sin ella el flujo de la comunicación está interrumpido, de toda la comunicación, tanto la verbal como la no verbal, porque la comunicación se da de forma unitaria o no se da.
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