Resumen: El segundo nivel de la pirámide Maslow contiene según su autor el nivel de la seguridad. En el tercero está la necesidad de pertenencia. En mi opinión es una elección de cada persona la que decide si en ese segundo nivel va la seguridad o los vínculos, la necesidad de pertenencia. Esto es una elección de cada individuo con grandes repercusiones. En realidad pone delante cosas o personas, la seguridad del tener o las relaciones personales.
La pirámide de las necesidades de Abraham Maslow es un instrumento que posee una gran profundidad y graves implicaciones en lo que se refiere a como entendemos que son los seres humanos. Se trata nada menos que una organización de todas las necesidades y el establecimiento de una jerarquía. Esta jerarquía indica cuales necesidades se van a satisfacer antes que otras. En el caso de un conflicto de necesidades, el hombre/mujer va a actuar instintivamente siguiendo un orden, precisamente el que le proporciona la pirámide. Maslow llegaba a ser radical en este orden jerárquico: mientras un nivel de la pirámide no está satisfecho, no se pasa a llenar el siguiente nivel.
Bueno pues en esa jerarquía, según Maslow, la seguridad ocupa el segundo nivel de la escala. Ya he comentado en otra entrada que he observado que esto no es verdad en los niños, ya que estos resuelven sus necesidades de seguridad a través del vínculo, lo que convierte a estos en más prioritarios. Después de mucha observación, esto me llevó a proponer invertir el orden de la pirámide y situar en el segundo nivel a las necesidades de pertenencia, es decir a los vínculos, y en el tercero a las de seguridad.
Obviamente desde entonces he estado observando si este nuevo orden de la jerarquía es la correcta. He percibido que los adultos pueden perfectamente prescindir de los vínculos y situar en primer lugar sus necesidades de seguridad. Por ponerlo de un modo crudo y evidente: un adulto puede vender un hijo/hija para conseguir dinero con el que sobrevivir, acción que se ha repetido múltiples veces en la historia. Evidentemente esta acción tiene por delante la seguridad, desde el punto de vista de las necesidades del sujeto que la realiza, con respecto a los vínculos o pertenencia. Algo que evidentemente el hijo/hija vendido no podría hacer.
Esto me lleva a constatar que el poner en segundo nivel los vínculos o la seguridad es una elección. Elección que hace un adulto, y que hace optar por ser un ser en el que prima la individualidad o en el que priman las relaciones de pertenencia. En el primer caso las necesidades del individuo son puestas por debajo, es decir, van a ser preferidas sobre las necesidades de pertenencia. En el segundo la consecuencia es la contraria. Como se ve de modo evidente los dos esquemas de valores son netamente diversos.
Esta elección de la que hablo, primero la seguridad o primero el vínculo, se podría entender también del siguiente modo: poner en primer lugar las cosas o las personas. La seguridad de que habla Maslow se cifra en tener cosas, es la seguridad que proporciona tener: un empleo, una casa, dinero, etc. Los vínculos son relaciones con personas. Aquí estoy siguiendo más a Martin Buber. Poner delante una cosa u otra tiene muchas consecuencias en la vida. Y, si, me reafirmo, se trata de una elección que cada persona debe realizar.
Las épocas difíciles, como la crisis que actualmente sufrimos en mi país, España, que sumerge a muchas personas en la pobreza, sitúan a muchas personas en la disyuntiva de realizar elecciones que se sitúan en el nivel de seguridad: de ingresos, de lugar donde vivir, etc. Como bien se ve la elección que haya efectuado de situar en el segundo nivel la seguridad o los vínculos, va a influir poderosamente: el individuo va a optar por buscar seguridad con sus vínculos más claves o va a buscar seguridad solo. Precisamente por eso, esta disyuntiva se producen tantas crisis de relaciones: tiro adelante yo solo o me salvo con mis vínculos. Esa es la disyuntiva. También la sociedad en su conjunto realiza esa elección y hay fuertes episodios de solidaridad y también de insolidaridad.
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Gracias Antonio por tu clara explicación. Me gustaría añadir otro matiz desde la perspectivas de los casos de maltrato, donde la persona se debate entre su seguridad o la continuidad del vínculo. Desde fuera se ve fácil, debería ser más importante la seguridad. Sin embargo, la persona maltratada entiende, durante largo tiempo, que permanecer en ese «vínculo» es lo seguro, aunque esté lleno de coacción o amenaza. Su opción está basada en una «seguridad fabulada» puesta en el maltratador. Creo que esto no sólo se produce en situaciones críticas, sino que nos pasa a todos. De vez en cuando, viene bien reflexionar sobre nuestros vínculos e identificar aquéllos que están basados en la seguridad atribuída al estar con/en Otro; así podremos potenciar las relaciones que aportan un enriquecimiento mutuo.
Gracias.