Existe una guía, CASEL GUIDE 2013, elaborada con el apoyo por dos fundaciones, que realiza anualmente un estudio de los programas de educación emocional vigentes en las escuelas USA. Para todos los centros que quieran implementar un Programa de Educación Emocional contiene indicaciones valiosas sobre las condiciones que deben cumplir esos programas.
Por ejemplo en el modo en que el programa es implementado la guía indica 3 requisitos:
- Que la Educación emocional llegue al aula
- Que el Programa de Educación Emocional se halle integrado en la programación curricular de aula
- Que contenga los modos prácticos para que los docentes adquieran Competencia Emocional práctica.
El objetivo del programa es el promover las competencias emocionales en los alumnos. Utiliza para ello el desarrollo de competencias realizado por Salovey y Mayer, que divide estas en cinco áreas, a las que añade una insistencia en el cambio en las actitudes y creencias:
1) promover en los estudiantes:
– Autoconocimiento emocional,
– Autogestión emocional,
– Conciencia social,
– Gestión de las relaciones,
– Y habilidades para una toma de decisiones responsable;
(2) Mejorar las actitudes y creencias de los estudiantes sobre si mismos, los demás y la escuela.
Sin embargo querría hacer el énfasis en qué resultados indica la Guía como indicativos de un buen Programa de Educación Emocional. Resultados no son exactamente objetivos, se trata de aquellos indicadores que mejoran con el programa, aunque no formen parte de modo directo de los contenidos de este. Según la Guía esos resultados son:
- Conducta social positiva
- Disminución de los problemas de conducta
- Menor nivel de conflicto emocional
- Éxito académico
La primera observación, idea en la que ISIE coincide plenamente, es que el programa no va dirigido sencillamente a incrementar el éxito académico, aunque se constate efectivamente una mejora en este. Esto quiere decir que la Educación Emocional no es sencillamente una herramienta que se emplea como instrumento para mejora lo que sería en realidad, de un modo reductivo, la finalidad de la escuela: el éxito académico. No es así, la Educación Emocional responde a una idea mucho más amplia, en realidad una idea global de lo que es el ser humano y este evidentemente no se puede resumir en su éxito académico.
La segunda observación es que la guía hace una definición en negativo de esos resultados. Esto proviene de que muchos de esos programas se han desarrollado en USA para lidiar precisamente con problemas de conflictos de relaciones, incluyendo violencia, en la escuela, carencias de inserción social, etc. Sin embargo a mí me parecería más oportuna una definición en positivo de esos resultados. Como por ejemplo, sin tratar de ser exhaustivo,: mejora de las relaciones, de la capacidad de trabajo en equipo, de la integración con los iguales y con la sociedad, mejora de las capacidades de comunicación y de expresión de las propias opiniones y sentimientos, incremento de la autoestima, respeto por los demás, etc. Esto para los alumnos y para los profesores: herramientas eficaces para una educación inclusiva, mejora del manejo de las situaciones de aula, y de la relación individual, énfasis en el bienestar del profesor como elemento clave, etc.
Desde nuestro punto de vista, sin perder la idea central de que el alumno es el objetivo central de la educación, hace falta un mayor énfasis en el profesor como instrumento clave para ese objetivo. Para la Educación Emocional, tal como la practica ISIE, el profesor es el principal instrumento y por ello pone un énfasis especial en cuidar ese instrumento y su bienestar.
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