Resumen: tengo muchas dudas  de que contribuirá a garantizar el derecho fundamental a la educación. Relaciones y aprendizaje no van separados, sino forman una unidad,  y la ley va en la dirección de considerar ambos elementos como separados. También convierte a los alumnos de hecho en adultos e iguala jurídicamente a los profesores con los policías. Los profesores quedan como eximidos de su responsabilidad de establecer buenas relaciones. Hace falta una solución más global al problema de la relación en el aula.

Hoy he leído una noticia (http://www.anpe.es/destacadas/2012/11/ley-de-autoridad-docente-en-murcia/) que anuncia la aprobación de una Ley de autoridad docente.

Los objetivos que conseguirá la ley a decir del artículo son (resumo los 3 puntos que podéis leer en el artículo):

  1. Como autoridad pública, el profesor gozará de presunción de veracidad.
  2. Reforzará el carácter disuasorio de las conductas agresivas.
  3. Contribuirá a garantizar el derecho fundamental a la educación.

Sobre los 2 primeros no tengo nada que decir, sin duda la ley conseguirá esos objetivos: constituir al profesor en autoridad pública y convertir ese nuevo estatus en elemento disuasorio. Sobre lo que tengo muchas dudas es sobre el tercer punto, que en realidad es el objetivo de la ley: Contribuirá a garantizar el derecho fundamental a la educación.

Porqué esta opinión. Porque creo que el elemento más necesitado de reforma en el actual sistema educativo es la relación profesor alumno. En la actual situación la relación presenta muchas carencias, fundamentalmente una gran falta de atención y de formación específica por parte de los docentes.  El mismo hecho de la aparición de esta ley es una demostración de lo que digo: se manejan muy mal las relaciones en la escuela hoy.

Todos los métodos de innovación en la escuela pasan por poner las relaciones como punto central de la atención de los docentes. Relaciones y aprendizaje no van separados, sino forman una unidad, porque al final son alumnos los que deben aprender y estos no son dos personas, una que aprende y otra que se relaciona (mal).

La ley va en la dirección de considerar ambos elementos como separados, algo que va en la misma línea que precisamente ha generado el problema. Luego en vez de solucionarlo va a incrementarlo. No va en la línea de integrar los alumnos en la educación, sino de elevar a los profesores un escalón sobre los alumnos, separándolos de estos.

Desde luego que pienso que el problema de la disciplina en las aulas hay que arreglarlo, pero en mi opinión en un sentido diametralmente opuesto al que emprende la ley: poner las relaciones en el centro de atención de la docencia, no solo en su aspecto disciplinar. Formar para las relaciones a los docentes, dirigiendo su atención de modo prioritario a cómo se establecen esas relaciones. En resumen integrar la Educación Emocional.

Por añadir un elemento más. La ley parte de la consideración de elementos penales en los comportamientos de menores de edad, y el modo en que lo enfoca es criminalizando aún más esos comportamientos, convirtiendo a los alumnos de hecho en adultos, o si se prefiere verlo de otro modo, igualando jurídicamente a los profesores con los policías. Adultos es precisamente lo que no son y en el fondo la gran paradoja de la ley. Los alumnos deben ser respetados en lo que son, sus dificultades deben ser tratadas de acuerdo a una noción adecuada de su libertad y su crecimiento como personas. Por el otro lado los profesores quedan como eximidos de su responsabilidad de establecer buenas relaciones, que es la marca de todo buen docente. La ley no lleva en esta línea al levantarles a una mayor autoridad, es decir situándoles de nuevo en la tarima en clase y eximiéndoles de bajar al nivel de los alumnos.

El problema de esta ley es que enfoca una parte pequeña del gran tema de la relación profesor alumno. Solo el aspecto disciplinar y mirando solo (proteger) a una de las partes, el profesor. Desde luego con este enfoque tan parcial no va a resolver el problema que pretende resolver, en realidad ni se acerca a la solución porque no se dirige a sus causas, solo a su efecto más pernicioso y ocultando con ello la profundidad del problema.

Profesores igualados jurídicamente a policías, establecimiento de distancias entre alumno y docente, no es la educación que yo quiero ni desde luego la línea que va a resolver los problemas de la educación en España.