Hace ya años las teorías educativas en el entorno de William Glasser y su teoría de la elección, elaboraron el siguiente cuadro que relaciona la implicación personal y el aprendizaje que se produce:
El nivel más bajo lo pone la lección magistral, que utiliza solo el oído como instrumento para el alumno en el nivel más bajo del aprendizaje. Es sencillamente información con el procesamiento del docente, pero para el receptor, el alumno no es más que información sin implicación personal.
Según se incrementa la implicación personal se incrementa lo que se aprende. Ya solo el hecho de leer, que pone en actividad la imaginación, la memoria,… convierte en activo al oyente, consigue incrementar el nivel de aprendizaje, pero todavía estamos en niveles bajos también porque trabajamos sencillamente en niveles de simbolización, de abstracción elevados.
A través de un sistema audiovisual introducimos en el sistema el oído y la vista y el resultado es nuevo incremento en el aprendizaje.
Hacer trabajar la demostración, cotejar la información con la lógica, sigue trabajando con una elevada abstracción o simbolización. Sin embargo exige una actitud francamente activa, que incrementa la adquisición de nuevo conocimiento.
El grupo de discusión añade a la demostración el debate lo que añade la relación con otras personas, comprender sus puntos de vista, añadirlos al conjunto en discusión. Resultado; nuevo incremento del aprendizaje.
Practicar lo que se hace, experimentar con lo que se está aprendiendo nos saca de los terrenos abstractos por primera vez y nos enfrenta a la realidad, al contraste de lo aprendido con la realidad, si funciona o no. Más contacto con la realidad implica mayor aprendizaje. Lo que implica a sensu contrario que menos contacto con la realidad implica menor aprendizaje. Lo que obliga al docente a tener ese buen contacto con la realidad y a no vivir en el mundo simbólico y abstracto que ha sido y sigue siendo el terreno más común de la enseñanza. La enseñanza se centra en generalizar y experimentar y bajar a la realidad es bajar al caso concreto, particular y ver cómo funciona esa presunta “ley general” aprendida.
El último escalón nos introduce activamente en la enseñanza, convierte al alumno en docente y de este modo se consigue el mejor nivel de aprendizaje. Este nivel significa no solo entender uno el nuevo aprendizaje y asimilarlo, sino hacérselo asimilar a otros, lo que implica trabajar en la mente de otras personas. El nivel de habilidades personales y de implicación es máximo. Sin una fuerte implicación y compromiso con lo que se enseña, no se enseña nada, se consigue desmotivación.
Quiero sacar 2 conclusiones.
- La primera es práctica: la misma escala da a los docentes metodologías diversas para afrontar su enseñanza.
- Indico algunas de esas metodologías: Utilizar más de un sentido: añadir al oído la vista y aún mejor si metemos el tacto. Hacer leer en clase. Establecer discusiones, enseñar pensamiento crítico para aceptar razonamientos. Ver el modo experimental para hacer concreta y comprobar la enseñanza. Hacer que los alumnos expliquen los temas a los demás.
- La segunda es establecer un principio general para la Educación Emocional: cuidar e incrementar la implicación personal es lo que incrementa la enseñanza. La educación Emocional es precisamente poner esa atención a la persona del alumno que le implique en el aprendizaje. Cuidar el entorno de la enseñanza para no crear falta de implicación. Estar pendiente de los alumnos para que participen lo más activamente en el aprendizaje. La actitud del alumno es lo importante.
Por cierto, el cuadro solo llega al 80%… ¿qué pasa con el 20% restante? ¿Cómo se llega al 100%?
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