Resumen: El bebe recién nacido pasa una primera etapa donde lo fundamental es el establecimiento de vínculo con las figuras significativas. El tacto y el gusto (boca y manos) constituyen su forma de relación fundamental. El vínculo es lo que proporciona seguridad al bebe. Algo que se podría traducir de un modo práctico en cuantos más besos mejor.

Hay varias clasificaciones de las etapas evolutivas de los niños. Es muy conocida la de mujer-bebePiaget, pero no la voy a recoger aquí porque esta basada en el desarrollo cognitivo. Prefiero una basada en la que hace Erik Erikson

  1. confianza básica (desde el nacimiento hasta el primer año de vida)
  2. autonomía (2 a 3 años de edad);
  3. iniciativa (de 4 a 6 años);
  4. sentido de la industria (de 7 a 12 años);
  5. identidad (de 13 a 19 años).

Esta clasificación permite una mejor inclusión de los elementos emocionales. La primera etapa es la de la confianza básica. El bebé recién nacido pasa una primera etapa donde lo fundamental es el establecimiento de vínculo con las figuras significativas. Habitualmente son la madre y el padre.

La madre, especialmente si da el pecho al niño se encuentra con mejores armas para el establecimiento de ese vínculo. La lactancia implica tacto, caricias, cercanía física y un contacto que establece el vínculo del mejor modo. El tacto es más importante en esta fase para el bebe que la vista. De hecho los primeros días al nacer el bebe no ve. El tacto y el gusto (boca y manos) constituyen su forma de relación fundamental. La lactancia materna significa una unión de esos los elemento: los afectivos que se reciben con el tacto y además la nutrición, el alimento, de una forma inseparable.

abrazo-bebe-01El padre también puede implicarse en la tarea del cuidado del niño, juntando a todas las tareas que apuntan a sus necesidades básicas y por tanto, bienestar: calor, higiene, alimentación, sueño, las afectivas: besos, abrazos. De esta forma desde épocas muy tempranas puede establece fuertes vínculos con el bebe.

El bebe todavía no tiene realmente emociones formadas, sino proto-emociones, que pueden ser de bienestar o malestar, aceptación o rechazo. Cualquier malestar lo expresa con el llanto, que es su modo de comunicación básico. Por ello por ejemplo no experimenta le miedo más que por un aprendizaje de carencia de vínculo: la falta de vínculo es lo que va generar su miedo. Tampoco puede experimentar aún la tristeza, por la sencilla razón de que aún no puede experimentar la pérdida, nace sin nada, solo deseando.

Su necesidad mayor es el vínculo, con el satisface las demás necesidades. Luego, aparte de las necesidades básicas, la necesidad a la que hay que atender es la de vínculo. El vínculo es lo que proporciona seguridad al bebe. Algo que se podría traducir de un modo práctico en cuantos más besos mejor. Por ello es mejor no atender al llanto de un modo reactivo, como si significara enfado. Es mejor coger en brazos al bebe y de ese modo, sintiendo el vínculo, el bebé se tranquiliza.

Para entender mejor sus necesidades podemos acudir a la pirámide de Maslow. Maslow pone un primer piso de la pirámide con las necesidades básicas: comer, dormir, respirar, moverse, etc. En el segundo nivel sitúa, las necesidades de seguridad, aquellas que confieren los elementos soporte de la vida. Solo en el tercer nivel aparecen las necesidades de vínculo y pertenencia.

Si tenemos presente las necesidades de los niños, parece que Maslow ha elaborado su besos bebe2pirámide teniendo en cuenta en el trasfondo a un adulto, a alguien que ha constituido ya su autonomía. Un niño llena sus necesidades de seguridad a través del vínculo. Su seguridad se la proporcionan sus padres (sus figuras significativas en general), no es la suya es la de sus padres.

Luego cuando explico la pirámide invierto el orden de esos dos escalones de la pirámide y sitúo después de las necesidades básicas las necesidades de vínculo. De este modo responde mejor a los aspectos evolutivos del ser humano desde su nacimiento. Y también así se pone el acento en esta primera fase en el cuidado del vínculo. Esta es la mejor receta práctica para esta fase (y que continúa en las siguientes): dar besos y abrazos.