Todas las investigaciones confirman la teoría de Bowlby sobre la importancia del apego en el bebe humano, es decir la formación de un vínculo muy fuerte y especial con una figura significativa, habitualmente su madre. Aquí me voy apoyar especialmente en los trabajos del laboratorio Sara Mangelsdorf de la Universidad de Illinois ha estudiado el apego saludable y sus manifestaciones y tiempos en los bebés. Evidentemente la formación del apego tiene una evidente ventaja evolutivo pues el bebe humano nace ligado a su madre y es en ella donde puede encontrar protección y alimento.
De todos modos hay que añadir, y es muy importante, que el apego con la madre no es exclusivo y las investigaciones también apuntan a otros vínculos significativos importantes, el bebe está dotado para crear vínculo con todas aquellas personas que atiendan de modo habitual sus necesidades. Su mejor arma es suscitar la ternura, un bebe incide de un modo fuerte en la sensibilidad de cualquier humano a través de la ternura, que suscita la respuesta de ser ayudado. El establecimiento de vínculos de apego correctos permite a los bebes convertirse en seres sociales felices.
En primer lugar está el padre, especialmente si se preocupa de crear lazos afectivos participando en el cuidado del bebe, bañarlo, darle de comer, dormirlo, etc. Cada interacción es afectiva y vinculadora. También resultan claves las relaciones con los maestros en la Escuela Infantil/Inicial, del modo como estos maestros establezcan el vínculo se van a derivar muchas consecuencias ya que estamos en los primeros momentos de la formación de las relaciones sociales. Por ejemplo si el profesor establece relaciones basadas en el miedo, por ejemplo porque utiliza el castigo como arma, o sencillamente tiene una forma brusca y autoritaria de dirigirse a sus alumnos las secuelas del miedo a las relaciones sociales pueden incluso llegar a ser permanentes en la personalidad.
Esto es así porque precisamente el apego crea una zona de seguridad donde no hay miedo. Crear miedo dentro de esa zona de seguridad es especialmente grave. Es clave por tanto la creación de un apego seguro.
En el bebe, cuando comienza el gateo se inicia algo nuevo en relación al vínculo, la aparición de la ansiedad. El bebe manifiesta ansiedad por separación de la madre a partir de los 8 meses, que es precisamente la fecha media para el inicio del gateo. Mas gateo significa más autonomía y más miedo de separarse de su madre. El bebe no tiene noción del tiempo, que se adquiere mucho más adelante, por eso su miedo al abandono es total, no tiene límites, no tiene razonamiento que permita moderarlo. Es un duro aprendizaje para el bebe humano.
También lo normal es que las personas nuevas creen ansiedad en los niños y su reacción natural es acudir a refugiarse en su figura significativa buscando un contacto físico. Al principio de la aparición de la ansiedad por separación, a los 8 meses ese miedo es elevado y comienza a menguar a partir de los 14 o 15 meses.
Si el bebe se tranquiliza con la llegada de la madre estamos ante un apego saludable, ya que el miedo cesa una vez restablecida la cercanía. Si el niño comenzara a no tranquilizarse aun cuando la madre ya ha regresado estaríamos ante una situación en que el vínculo de apego no se está formando adecuadamente. Los apegos no seguros generan en el niño, al regreso de la persona significativa, rabia e indiferencia.
Teniendo en cuenta lo dicho, el llanto de los niños cuando los padres los dejan en la escuela infantil/inicial sería una indicación de salud emocional. La indicación de que están creando un vínculo de apego saludable con su maestro sería el hecho de que se tranquilizasen cuando este aparece. Esta es una característica de buena gestión emocional aplicada con sentido común, porque el llanto podría proceder de otras necesidades no cubiertas, una situación de malestar por enfermedad, carencia de sueño, etc.
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