En la escucha, si queremos atender también a las emociones, el silencio ocupa una posición destacada. El silencio es una herramienta importante en la gestión emocional y quiero destacar su importancia. Desde luego el silencio es una incisiva herramienta de comunicación.
En primer lugar si estamos muy activados, tanto sea emocionalmente porque hay acontecimientos que nos están afectando o porque estamos inmersos en una dinámica de prisa, por ejemplo debido al trabajo, es casi imposible escuchar.
En segundo lugar porque el procesamiento emocional es más lento que el racional, se necesita pausa para darse cuenta de qué es lo que estamos sintiendo. Por eso hacemos silencios cuando hablamos conectados con nosotros mismos, si ese silencio se interrumpe el proceso y nuestra atención se va hacia la interrupción. Es decir la otra persona necesita que no la interrumpamos cuando está elaborando sus emociones.
Hay un tercer elemento: Normalmente estamos educados a intervenir, nos parece casi un elemento de educación acudir en auxilio de alguien que parece haberse quedado sin palabras. Nos ponemos nerviosos ante el silencio. Hay que conocerse y trabajarse esos nervios, esa intranquilidad para dejar su espacio a los demás, que no se sientan urgidos a contestar, que puedan tomarse su tiempo para contestar. Esto solo redundará en que la conversación se hará más profunda.
Por eso desde el punto de vista práctico me atrevo a dar 3 indicaciones para hacer el silencio dentro de nosotros y poder escuchar a otra persona:
- Antes de comenzar una conversación en la que queremos escuchar de verdad, dedicar un momento de tiempo a relajarnos, a parar nuestra propia actividad, tanto interna como externa, como una pequeña cámara de descompresión emocional. Normalmente basta con tomar unas cuantas respiraciones tomando conciencia de la respiración.
- Dejar hablar… no anticiparnos y poner nuestras palabras. En este caso nuestros pensamientos se anticipan al otro y no escuchamos. Sencillamente no estar pendiente de contestar, de rebuscar en nuestra cabeza la respuesta o el consejo. La escucha es el momento del otro, no de nuestros consejos, ni de nuestras ideas, ya llegará ese momento si es necesario.
- Esperar, aguantar el silencio, cuando la persona no contesta inmediatamente, otorgar un tiempo de silencio reprimiendo la propia necesidad de una respuesta. El silencio pone ante la necesidad de contestar. Es necesario entrenar este punto.
Hola Antonio, es verdad muchas veces estamos pensando en la respuesta y no damos tiempo a que termine de hablar. La escucha es tan importante…. Un saludo.