Resumen: Para la escucha es importante tener en cuenta los absolutos del lenguaje. Estos denotan al sujeto y no tanto a la realidad, sus creencias y su situación emocional.

Voy a hablar de un elemento que es importante tener en cuenta en la comunicación, en 15640627_sconcreto en la escucha. Especialmente resulta valioso para la escucha del coaching. Se trata de los absolutos que aparecen en una conversación.

Hay absolutos en el lenguaje cotidiano, aparecen aquí y allá en las conversaciones. Entiendo por absoluto aquellos términos que no pueden ser dimensionados en la práctica, ya que no pertenecen a una experiencia personal, es decir, no son elaboración de una vivencia. Un ejemplo sencillo es «siempre». No hay una experiencia para «siempre», nadie ha vivido algo que se pueda calificar de «siempre». Como máximo siempre abarca la duración de la vida de quien habla. Esa es la mayor duración posible de siempre en nuestra real experiencia personal. Por eso la expresión «te querré siempre» hay que entenderla, y así la entendemos, como dentro de mi experiencia del tiempo, es decir, dentro de nuestra vida, que claramente no es «siempre».

Términos absolutos son también: nunca, ninguno, nadie, solo, nada, ningún, todos, imposible … En algunas ocasiones no lo son, por ejemplo: «no ha venido nadie», aunque este es un uso del lenguaje en español que no se corresponde con la lógica, se debería decir: «no ha venido alguien», para evitar la doble negación que equivale a una afirmación en lógica.

No tenemos experiencia de siempre, ni de nadie, … Tampoco tenemos experiencia de: «todos los españoles…», ni de muchos otros «todos» que utilizamos…

Cuando esos términos aparecen en una conversación, en una comunicación, al no poder referirse a la experiencia de quien se expresa, se refieren a su idea del mundo, de cómo es la realidad para él, a su percepción. Por ejemplo: «Siempre llegas tarde», obviamente se refiere a una absolutización de lo percibido. «Siempre» se refiere a un tiempo limitado, como es obvio, pero apunta a que la persona que lo utiliza absolutiza la experiencia, la hace universal y única. Está poniendo un énfasis subjetivo en la conversación, no está aludiendo a un tratamiento estadístico. Lo mismo se puede decir por ejemplo de la expresión: «solo comes chocolate».

Algunas situaciones emocionales, por ejemplo el enfado, tienden a producir esos términos, ello se debe a la rigidez que establece en la percepción.  El enfado centra la atención en el obstáculo encontrado por ello el pensamiento se hace rígido y absolutiza lo que está pasando desde el punto de vista del sujeto que habla, en relación con la dificultad que percibe. Al sujeto solo le interesa el aspecto en que se fija y lo demás desaparece de su percepción. Es una absolutización de un aspecto desde el punto de vista de quien habla.

Otras veces los absolutos denotan creencias del sujeto, por ejemplo en expresiones como: «todos los rumanos son unos mafiosos». Evidentemente la persona que se expresa así no conoce a todos los rumanos, luego no está expresando una verdad en sentido estricto, está más bien hablando de alguna experiencia intensa que ha provocado una reacción emocional que ha generalizado. Esta generalización es emocional, es decir se refiere a la postura y necesidades del sujeto más que a la realidad externa que expresa la lógica: no se refiere a los rumanos en su totalidad, como mucho a algunos que no serán ni siquiera estadísticamente relevantes en relación con su número total. La expresión apunta a una necesidad de protección del sujeto con respecto a los rumanos, detectada emocionalmente en alguna experiencia negativa, no es una proposición verdadera en sí misma.

Se puede decir por tanto que en la comunicación hay aspectos que se refieren a la experiencia, y otros que se refieren al sujeto, a cómo vive este la experiencia de la que está hablando. Los aspectos subjetivos son emocionales. «Nunca bajas la basura» básicamente indica que para quien habla hay un reparto de la bajada de basura que vive como injusto, y su frase no es denotativa, es intencional: pretende cambiar lo que sucede. Los aspectos que se refieren a la experiencia son denotativos, los que se refieren al sujeto que habla son intencionales: pretenden un cambio en lo que está sucediendo. Recogiendo ejemplos puestos, si digo «solo comes chocolate» es porque pretendo cambiar esa situación o al menos me gustaría que cambiase porque la valoro negativamente. Lo mismo sucede con «siempre llegas tarde», cuando se expresa esa frase es porque se pretende cambiar la situación, es intencional.

Luego los absolutos del lenguaje, esta es la conclusión, denotan principalmente al sujeto y son intencionales, buscan cambios. Para las actitudes de escucha es importante detectarlos porque son la clave para mantener la conexión con el sujeto que habla, quien con esas frases está mostrando, su valoración emocional de la situación, su punto de vista personal sobre la situación, a veces también como hemos visto, su rigidez que trasluce de nuevo su situación emocional