Resumen: En el segundo nivel aparece hablar con las opiniones de los demás. Es un nivel de comunicación muy utilizado para comunicar cosas difíciles o normas que hay que cumplir. Situarnos en un mundo en el que no estamos solos y lo primero es precisamente conocer cuál es la opinión de los demás. El funcionar con las opiniones y las órdenes de los demás tiene sus límites, encierra el peligro de la despersonalización. Esta tarea de maduración, de hacer propias las opiniones y actuaciones es en realidad es una tarea para toda la vida.
Abordamos ahora el segundo nivel de comunicación interpersonal, cuando más se avanza en estos niveles más profundidad personal del sujeto que habla aparece. En el primer nivel ya vimos que se puede quedar en una mera fórmula de cortesía, en algo que se repite sin que la persona se haga cargo de lo que dice, y así lo entendemos muchas veces: «¡Hola! ¿Qué tal?» no exige que contestemos como nos encontramos realmente.
En el segundo nivel aparece el hablar con las opiniones de los demás, aparece el «se dice», lo impersonal o lo personalizado en otros. «El médico dice que hagas dieta», significa que quien pronuncia la frase no se implica, se remite al médico. No aparece como persona. Si tenemos alguna pega a la afirmación vamos a tener que ir al médico, porque quien la ha pronunciado nos podría decir: «eso es lo que dice el médico, a mi que cuentas».
Es un nivel de comunicación muy utilizado para comunicar cosas difíciles o normas que hay que cumplir. El empleado de una tienda al que pedimos un cambio, nos podría decir: «no se lo puedo cambiar, porque no cumple los requisitos que marcan las normas de la casa y yo estoy obligado a cumplirlas». El empleado puede estar personalmente en total desacuerdo con esas normas, pero no nos vamos a enterar, esta cumpliendo una función, hablando de algo que no es suyo y que tampoco ha decidido. Se trata del lenguaje del funcionario en el sentido más literal del término: quien cumple una función.
Como se ve es un nivel despersonalizado, se trasmiten opiniones o palabras de otros, pero la persona no se responsabiliza de ellos. Encierra el peligro de la despersonalización. El rumor también funciona así: «se dice que has hecho tal cosa (negativa)», pero quien lo dice no se hace cargo y lo comunicado se expresa en impersonal.
A la vez es un nivel importante. Tan importante como lo es el conocer las opiniones de los demás, lo que dicen, situarnos en un mundo de sujetos que hablan, en el que no estamos solos y lo primero es precisamente conocer cuál es la opinión de los demás, que piensan, que opinan. En la discussio de la universidad medieval, que la forja de la cultura occidental, antes de exponer la propia tesis había que exponer aquello que se quería rebatir… y el contrario podía o no aceptar como buena esa exposición de su propia tesis. A partir de ahí se podía discutir, antes no. Sabia medida. Para forjar una opinión propia lo primero es conocer bien lo interesante que se ha dicho sobre ese punto y quién lo ha dicho. Forjar bien este nivel de comunicación lleva mucho trabajo y mucho tiempo en la vida de una persona.
Hay toda una problemática del siglo XX y que heredamos y que se juega a este nivel: ¿hasta que punto puedo dar opiniones de otros?, ¿hasta que punto tengo que obedecer en una empresa? Seguramente toda la problemática del nazismo se juega ahí, porque Hitler llego al poder tras ganar unas elecciones y los alemanes le obedecieron. Es significativo que el discurso de Hitler en el famoso congreso de Nuremberg de 1932 fuese precisamente sobre obediencia. El tema es que la historia iba a poner dolorosamente de relieve que la obediencia, el funcionar con las opiniones y las ordenes de los demás tiene sus límites. En mi opinión además el punto no está resuelto, por ejemplo, hasta que punto un policía tiene que usar la violencia con unos manifestantes porque se le ordena, hasta que punto un empleado de banca debe recomendar, porque se le ordena, un producto financiero que sabe es negativo para el cliente… Mi conclusión personal es que en este nivel de despersonalización se siguen jugando y perdiendo por la persona muchas batallas el día de hoy. Por otro lado se ve evidente que el desarrollo de la persona pasa precisamente por ir haciendo propio todo aquello en lo que participa, en poder decir que los suscribe, que lo hace así porque así le gusta y le parece bien.
Madurar sería precisamente ir haciendo desaparecer aquellas cosas, situaciones, actuaciones que realizamos porque nos lo ha dicho alguien sin haberlas hecho propias, vengan de donde vengan. Aceptamos muchas opiniones e ideas, justificamos muchas actuaciones sin haberlas hecho propias, solo porque damos autoridad a quien emite la orden. Esta tarea de maduración, de hacer propias las opiniones y actuaciones es en realidad es una tarea para toda la vida.
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