Resumen: El nivel de sentimientos. Se trata de un nivel personal. Cada persona tiene un hilo narrativo a lo largo de su vida. Hace nacer la relación que llamamos de amistad. La amistad es la relación humana más libre, una relación basada en la confianza mutua. Cada cierto tiempo hay encuentros con el amigo y se crea un vínculo. El núcleo es un diálogo que escucha de verdad y que acepta al otro tal como es. Hay algunas actividades que necesitan la creación de ese vínculo, por ejemplo la relación profesor-alumno, la educación.

 

Por debajo del nivel de las emociones aparece el nivel de sentimientos. Como hemos visto se trata de un nivel personal, en realidad uno de los constituyentes esenciales de la intimidad, de la subjetividad original que somos cada uno de nosotros.

Las emociones brotan en el cuarto nivel, el anterior, como pequeños manantiales de agua, que duran un momento, en un terreno que no es emocional, el terreno de las opiniones, de los juicios. Las emociones están en la persona y se perciben, se notan, haga lo que haga la persona. Ese es el cuarto nivel, el de la conversación común y corriente.

Sin embargo hay un nivel en que la persona habla en directo y como tema principal de sus sentimientos y emociones. Se trata de la necesidad de explicarse, de darse el entramado narrativo que todos tenemos, de la necesidad de entenderse y de entender cómo nos sentimos, de hablar de nosotros mismos. Cada persona tiene un hilo narrativo a lo largo de su vida, hilo que estará enredado será liso, dependiendo de la coherencia de la persona.

Este nivel de los sentimiento forja la relación que llamamos de amistad, es de decir hace nacer un vínculo afectivo entre dos personas. La amistad es la relación humana más libre. Se da mientras se quiere mantener, aunque normalmente dura en el tiempo, o mejor, es sin tiempo. No se trata de una relación continua, normalmente no convivimos con el amigo, no vivimos en la misma casa, aunque también este caso pueda darse, pero no es relevante.

Si que es relevante la relación especial establecida con el amigo, una relación basada en la confianza mutua, ante el amigo nos abrimos y contamos esas cosas de las que normalmente no hablamos, esas conclusiones personales, esos sentimientos que nos han surgido… La confianza y ese sentimiento especial que el amig@ hace nacer en nosotros es la base de la amistad: esa persona es peculiar y diferente para nosotros, nos sentimos atraídos por ,el/ella.

De cuando en cuando, cada cierto tiempo hay encuentros con el amigo (ver a Alberoni para esto). Momentos en que nos encontramos con el amig@ e intercambiamos cómo nos sentimos, como nos sentimos con nuestra pareja, con nuestro trabajo, con nuestra familia,… y gracias a ese diálogo, gracias a ser escuchados y aceptados, ponemos orden lo que sentimos, en los sentimientos que se han generado en ese tiempo transcurrido desde el último encuentro.

Esta comunicación de sentimientos es mutua y crea un vínculo entre los amigos. Se crea una relación entre iguales. En la amistad somos iguales, en realidad es la relación humana que introduce la igualdad, que hace de la igualdad su bien más preciado. Si es de verdad amigo, da igual que sea ministro, le puedo llamar al móvil y decir «oye, quiero verte», y eso se hará realidad. Ninguna otra relación humana introduce la igualdad: padre-hijo, profesor-alumno, jefe-empleado, médico-enfermo, etc. (de la relación de pareja hablaré en el siguiente nivel de comunicación). En general la vida se establece como jerárquica, nos distingue, nos clasifica, solo la amistad introduce la igualdad real. Tanto que la amistad convive con dificultad en las jerarquías, y ahí es vista con sospecha, de ahí también la acusación de amiguismo…

El vínculo creado por ese dialogo que escuche de verdad y que acepte al otro tal como es, se convierte en algo muy importante, porque es desde ese vínculo desde el que permitimos la entrada en nuestra intimidad y desde ningún otro. Permitimos la entrada en nuestra intimidad a quien nos trata realmente como iguales, porque solo en ese caso nos sentimos aceptados como quien somos. Por ello, la fuerza conformadora de la amistad es fortísima, basta pensar en la adolescencia, el momento por excelencia en que nos abrimos a los amigos y nos cerramos a todo lo demás. Estamos en la relación Yo-Tu de que habla Martín Buber.

Hay algunas actividades que necesitan la creación de ese vínculo, por ejemplo la relación profesor-alumno, la educación, la asimilación del alumno varia enormemente dependiendo del vínculo creado con la figura significativa, muchos recuerdan precisamente a ese profesor que les hizo amar su asignatura, y es muy posible que la facilidad y el gusto por esa materia haya permanecido de por vida. Esto quiere decir que esa persona, en este caso ese profesor, nos trató como iguales: nos aceptó como éramos y realmente nos respetó. El que una figura significativa sea positiva se basa precisamente en que haya constituido este tipo de relación. Es decir el apego sano, en la noción de Bowlby, necesita como base una relación Yo-Tu.

No se puede agotar este tema en tan pocas línea, pero lo dejo ahora porque me parece que ya he establecido lo que es el quinto nivel de comunicación, la comunicación de sentimientos y lo que eso crea en y entre las personas.