Resumen: Sin salirme para nada del tema de la educación y de la relación profesor-alumno, querría indicar las condiciones para que las relaciones que establecen sean honestas, condición imprescindible para que se establezca esa relación positiva imprescindible para que puedan trabajar juntos y el alumno aprender y el docente también. Es una condición del aprendizaje.

Le llamo comunicación honesta como si pudiese haber una comunicación deshonesta. La 9993680_scomunicación deshonesta no es comunicación, es manipulación. La comunicación o es honesta o no es. Además siempre a medio y largo plazo, una comunicación que no sea honesta cae, se desvanece. Es decir la falta de honestidad es un obstáculo para la comunicación.

Llamo honestidad a la capacidad de estar conectado con uno mismo, de saber detectar lo que realmente sentimos sobre las cosas. Una persona honesta conecta con lo que siente y cuando se expresa es auténtica: dice la verdad de lo que siente.

Bueno pues comprobar la honestidad de la comunicación es bastante sencillo. Según lo que pienso basta comprobar que se dan 3 condiciones: (1) la honestidad existe en las dos partes (2) los datos son datos (3) No se utiliza el  «y tú más». La persona habla de lo que siente, es decir habla de y desde su propia posición y valora su propia posición en la situación concreta de que se trate.

(1) La honestidad existe en las dos partes. La comunicación es una relación y por ello es una realidad que se da entre dos sujetos. Por esto ambos deben ser honestos. No basta con que uno solo lo sea. Por eso para que la comunicación no sea honesta basta con que uno solo de los sujetos que intervienen no lo sea. Las relaciones siempre son así: basta que uno no quiera para que no se establezca.

(2) Los datos son datos. Se respetan los datos como tales, no se tergiversan, es decir la opinión se construye sobre los datos fiables que se tengan y no al revés: los datos se pliegan a la opinión que se tenga. Por poner un ejemplo recurrente en el país que vivo, España. Ha habido una manifestación y comienza el baile de cifras de los asistentes a la manifestación. Los que han asistido a la manifestación son un número concreto, fijo, determinado. Lo sabremos con mayor o menor precisión, pero el número es fijo. Que los mismos organismos estatales, que en teoría sirven a todos los ciudadanos, den cifras que se pliegan al partido en el poder, habla poco de comunicación y mucho de manipulación. Si hay honestidad se llega a un acuerdo de las dos partes sobre los datos, si ni siquiera esto es posible, tenemos bastantes papeletas para afirmar que no hay honestidad en esa comunicación.

(3) No se utiliza el  «y tú más». La persona habla de y desde lo que siente, habla de y desde su propia posición y valora su propia posición en la situación concreta. Argumenta lo que piensa que apoya la propia posición y lo que le ha llevado a adoptarla. Es decir, no se invade la situación que corresponde a la otra persona, ni se la descalifica como sujeto de comunicación. No se dedica a destruir la posición personal del contrario. Sobre todo cuando se trata de delitos o en general de injusticias o de algo que se considera injusto en las relaciones, cada injusticia se trata por sí misma, no se generaliza. La justicia se da siempre en el caso particular. Argumentar que hay más casos y que todos estamos igual, en realidad lo único que hace es aumentar las injusticias… y embrollar la comunicación.