Resumen: se listan 7 características que convierten a un profesor en líder hoy, especialmente en su aula y en general en su trabajo, dentro de una redefinición del liderazgo en la escuela. Se invita a un trabajo personal con ellas.
«Es la dirección de la escuela la que establece la diferencia entre mediocridad y excelencia». Esta frase, (sacada de Gerald L. Ubben y Lawrence W. Hughes, The principal: creative ledadership for effective schools), nos ha inspirado en ISIE para trabajar el liderazgo a partir de sus características eficaces e ineficaces y realizando un trabajo para convertir características ineficaces en otras eficaces que no se poseen en equipos concretos. Es decir se trata de un ejercicio que sirve de análisis, de toma de conciencia de cómo está un equipo concreto, aporta elementos para determinar cómo concibe el liderazgo y da indicaciones de hacia donde mejorar.
Empezamos en esta entrada por las características eficaces del profesor-líder hoy:
- Cree en sus alumnos, en su potencial, tiene la idea de que los alumnos son capaces de encontrar sus propias soluciones. Esta es la clave, el profesor no es quien realiza el proceso de aprendizaje, no es el protagonista, sino que el protagonista es el alumno y la confianza en que puede hacerlo es imprescindible. Desde este punto de vista el profesor es un entrenador, un coach de sus alumnos.
- El sólo les apoya, es humilde. No les resuelve las tareas, ni las dificultades, les ayuda a hacerlo por sí mismo. Por tanto no tiene ni que saberlo todo ni que tener todas las soluciones preparadas, es consciente de sus propios límites en el aprendizaje y desde ahí es desde donde apoya.
- Implica a sus alumnos en el aula como lugar de desarrollo. Sabe motivarles. El aula es la palestra, el gimnasio del aprendizaje. El profesor busca el modo que de que cada día encuentren motivación y dónde recargar las pilas de la ilusión por aprender.
- Tiene destrezas de comunicación, sabe escuchar de verdad sin salirse del marco de referencia del alumno. Sabe escuchar al alumno detectando a la vez sus propios sentimientos, de modo que no actúa por simpatías o antipatías, sino que genera una empatía real.
- Detecta las necesidades de sus alumnos, y atiende cómo se sienten y qué les mueve. Es decir, el docente tiene habilidades y se ha formado en educación emocional y tiene capacidades de gestión emocional, sabe gestionar los estados emocionales y no trata de tranquilizarlos y eliminarlos cuando se hacen agudos en momentos clave. Afronta tanto los miedos, como los enfados y los estados de tristeza de sus alumnos.
- Predica con el ejemplo y es íntegro y honesto. Sabe ser él mismo. Vive la autenticidad. Es decir, no solo es sincero, porque la sinceridad puede tener esquinas cortantes si no se ha depurado de las propias insatisfacciones o pequeños o grandes fracasos, sino que tiene conciencia de que está sintiendo en el momento en que habla de modo que su propio estado emocional no se mezcle con las indicaciones. También en los momentos que considere oportuno comunica esos sentimientos personales que están activos e interactuando. Es decir, es primero honesto, sabe lo que siente, y luego sincero: dice lo que siente y piensa realmente.
a) Se trata de que como docente revises tus propias habilidades y actitudes de una forma honesta y decidas sobre cada una de esas características. Cuál posees y cuál no. Y hagas tu propia lista de características eficaces.
b) Si hay alguna característica que te parece que no aparece en la lista y la posees, ponla en tu lista y también en un comentario para mí.
c) Espera a leer la siguiente entrada sobre las características ineficaces.
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