He dedicado bastantes entradas a analizar los niveles de la comunicación, pero no había escrito sobre este nivel, que he denominado el 0º. Los niveles van del 0 al 6.
Se podría pensar teóricamente que se puede no comunicar, pero esa idea no se produce en la realidad. Esto es algo que Fritz Perls y la Gestalt han dejado claro: no existe la no comunicación. Donde hay 2 sujetos en situación de comunicación, el no comunicar es comunicar al menos que no se quiere comunicar. Baste poner un sencillo ejemplo, llega a casa un adolescente, su madre se encuentra en el salón, lo habitual es que pase por el salón y diga hola, pero esta vez se va a su habitación sin ni siquiera dejarse ver. Es evidente que esta no comunicación, comunica, y muy rápidamente, a la madre que algo pasa.
No es posible no comunicar, estamos hechos para la comunicación, somos una palabra que se expresa, que necesita expresarse. También se puede decir que somos antes relación que individualidad, por ello establecer la relación, la comunicación es fundamental para el ser humano, y la establecemos constantemente, porque puede estar en duda nuestra identidad, pero no nuestras relaciones: siempre estamos en relación. Hasta Robinson solo en su isla trabaja para evitar posibles invasiones, luego tiene clara una relación (distante) con enemigos, aparte de trabajar para salir de la isla, establecer relación con la isla misma, etc.
Desde este punto de vista no comunicar es tanto como no reconocer. Cuando en una situación de comunicación no se comunica, lo que se hace en realidad es que no se reconoce a la persona como sujeto digno de recibir nuestra comunicación. Esto se hace evidente en fenómenos como el mobbing, que consiste precisamente en eso: no comunicar en momentos en que hay establecida una situación de comunicación. Sacar a alguien de la comunicación de un grupo es algo muy difícil de mantener, ni siquiera de soportar para quien es excluido de la comunicación. Los adolescentes lo saben perfectamente y juegan con la pertenencia o no a los grupos a base de comunicar o no. Desde este punto de vista la insistencia en saludar, en establecer comunicación, en elementos de educación, trata de evitar el ninguneo que significa el no hacerlo y resulta algo clave para el ser humano. Se pueden tener malas relaciones, pero la solución de no comunicar se adopta solo en el extremo de que ya no se quiere seguir adelante en modo alguno con esa relación. Decidir no comunicar es un extremo.
Para la Educación Emocional, para quien decida gestionar las emociones, tomar nota de que no puede no comunicar es algo fundamental. Lo diré con palabras de la fenomenología: el observador es parte del paisaje. Quien gestiona la Educación Emocional en un aula es parte integrante de las relaciones de ese aula y la calidad de su gestión emocional se juega precisamente en la calidad de las relaciones que establezca, en que se considere y viva como parte integrante, no como alguien que está por encima o fuera, sino como parte clave del paisaje de su aula y de sus relaciones. No puede no comunicar y cada vez que entra en su aula o se encuentra con alguno de sus alumnos esa comunicación se pone en marcha: no deja de comunicar algo en cada ocasión de encuentro.
Genial la observación de la no comunicación como medio de comunicación. Sería una asignatura pendiente para las aulas, tanto para el profesor como para los alumnos, solo que el profesor como adulto que es sería bueno que lo trajera consigo desde que sale con el título de la Universidad, al alumno podría aprenderlo desde el ejemplo.
bueno al menos usted me dijo algo y no me dejo en un mar de dudas