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Las emociones son el centro de nuestra intimidad, de lo que nos es mas propio, de nuestra sensibilidad, de como entendemos, escuchamos, vemos y olemos el mundo, nuestro mundo, de cómo nos relacionamos. Las emociones son la mejor guía para nuestras respuestas y nuestras estrategias como personas. A través de las emociones trenzamos el tejido de nuestras relaciones y somos un ser social. Las emociones nos hacen la persona que somos.

El respeto al ser humano es el respeto a sus emociones y sentimientos. Esta es la vía ética que necesitamos emprender como especie. Nuestras instituciones y sobre todo la Educación, la formación de cada ser humano debe ir impregnada de ese respeto que es lo único capaz de poner al ser humano en el centro de las instituciones y que estas dejen de ser el leviatán aplastador de las personas en que muchas veces las hemos convertido.

Las emociones están también en el centro de multitud de investigaciones y de nuevos planteamientos de la formación: su conexión con el cerebro y con nuestras reacciones, su influencia en el comportamiento social, en nuestro funcionamiento en grupo y en equipo, su influencia en nuestros aprendizajes, en nuestra memoria… La ciencia ha comenzado este trabajo en el que llevaba un retraso de siglos, pues las emociones no se consideraban científicas.

Las emociones aparecen por todos partes en el cambio de paradigma global que vivimos en este siglo XXI, en lo que se puede llamar la Época Emocional.

Entender bien que son las emociones, cuál es su función en el ser humano, y respetarlas en cada persona es la mejor contribución para hacer de nuestro mundo personal y del mundo global en que vivimos un mundo más humano en el que ambas realidades, lo global y lo personal, puedan convivir.